Jóvenes Verdes y Medio Ambiente valoran muy positivamente el programa europeo de voluntariado realizado en Villena
El pasado viernes 23 de agosto finalizó el campo de voluntariado social promovido por Jóvenes Verdes de Villena en colaboración con la asociación De Amicitia en el que durante dos semanas un grupo de 15 jóvenes venidos de Francia, Bélgica e Islandia han compartido trabajo con jóvenes de la ciudad en la realización de un proyecto medioambiental.
Como recordaba Luis Pardo, componente de Jóvenes Verdes, en esos días pudieron visitar Villena, su casco histórico y su medio natural, así como degustar su gastronomía típica, conocer la biodiversidad de la comarca del Alto Vinalopó, mediante salidas a la Sierra de la Villa, Sierra de Salinas y el nacimiento del río Vinalopó, en la Font de la Coveta. Asimismo hicieron excursiones a Alicante, visitando el MUBAG y el Castillo de Santa Bárbara, e incluso un grupo de ellos, aprovechó para acudir al Festival Aúpa Lumbreiras.
Destacaba asimismo la labor que realizaron todos los voluntarios para levantar la anunciada caseta de bioconstrucción en los huertos urbanos municipales donde se guardarán aperos agrícolas. Disfrutamos del trabajo en común y fue una grata experiencia, al ver a todos trabajando por un objetivo, decía Pardo, señalando que el programa se ha desarrollado sin ningún problema.
Una casa de paja
Por su parte el concejal de Medio Ambiente, José Tomás Molina, explicaba que durante este campo de voluntariado se ha conseguido construir el forjado de la caseta, levantar las paredes y colocar las vigas en la parte superior para cerrar la techumbre. El almacén se ha levantado sobre una base de hormigón de 12 m2, sin cimientos porque no era necesario debido al escaso peso y para que se pueda desmontar en el futuro con facilidad, pero con un forjado de 2 líneas de bloque para aislar la paja.
Los tabiques se hicieron con paja de la zona, barro de la misma parcela (para la argamasa) y cañas de la acequia de San Juan para fijar una línea de alpacas a la siguiente, así como maderos recuperados de una obra y cedidos por una empresa local. El edil destacaba que se ha intentado que todos los materiales empleados fueran del lugar, y muchos reutilizados, para que la huella ecológica fuese la mínima y calificaba el resultado como muy positivo.
Ahora les queda por realizar una ventana trasera para que disponga de iluminación, así como el cerramiento superior, cubriendo esos postes de madera con el cañizo y argamasa (hecha también con barro, paja, cal y arena), para finalmente colocar teja moruna. Seguidamente se hará el enlucido final, que dará protección para que la paja dure el máximo tiempo posible.