Joyas literarias ilustradas (y 10)
Abandonad toda esperanza, salmo 540º
Me pillan ustedes en plenas jornadas sobre la presencia del mar en el cómic -de las que ya les hablé hace un par de semanas-, y por eso me apetece comenzar esta décima columna de las dedicadas a recomendar adaptaciones literarias al lenguaje de la historieta con la enésima versión en viñetas de una de las novelas ambientadas en el universo marítimo más importantes de todos los tiempos: nada menos que Moby Dick. Hoy resulta bastante sorprendente pensar que hubo un tiempo en el que la inmortal obra de Herman Melville era considerada una simple novela de aventuras, un libro destinado al más puro y menos exigente entretenimiento, cuando no una muestra de literatura orientada específicamente a un público juvenil (sí, esto parece demostrar que la juventud, al menos en tanto que juventud lectora, ha venido a menos). Sin embargo, desde comienzos del siglo pasado la odisea del ballenero Pequod en pos de la gran ballena blanca ha sido objeto de una revalorización crítica tal que en la actualidad muchos especialistas claman a los cuatro vientos que grandes autores como Philip Roth, Don DeLillo, Richard Ford o Cormac McCarthy deberían dejar de intentar escribir la Gran Novela Americana porque Melville ya lo logró en 1851. Como sugería antes, no creo que sus lectores objetivos sean los más jóvenes, pero un primer acercamiento a este título hoy sí canónico podría tener lugar en las páginas de su correspondiente adaptación a los códigos del manga, incluida dentro de la colección que viene publicando desde hace unos años Herder en su sello La Otra H. Una colección, dicho sea de paso, que cumple con la labor de fomento de la lectura a la perfección: doy fe después de ver cómo los alumnos del instituto donde doy clase negocian y trafican con los volúmenes disponibles en la biblioteca del centro dando muestras de gran avidez.
Ya alejados del mar, también se me antoja una lectura recomendable para los lectores más procaces Los hijos de la libertad, un álbum escrito y dibujado por Alain Grand a partir de la novela homónima de Marc Levy. Sin el peso de la solemnidad que para buena parte del público tiene la literatura canónica -no ha pasado ni una década desde que el texto original se publicó por vez primera-, Grand nos ofrece un relato ambientado en la Francia ocupada por los nazis y basado en experiencias del padre y el tío del escritor, dos de los fundadores de un movimiento de resistencia militar constituido por jóvenes campesinos y obreros, en su mayoría inmigrantes, a mediados de los años 40. Se trata de una obra que no busca la excelencia artística o la brillantez formal, mucho menos la experimentación con el medio; solo aspira a contar con claridad expositiva la historia de dos hermanos adolescentes de origen judío y con ideales que se unen a la lucha clandestina contra el ejército invasor. Un volumen, pues, que -volviendo a la difusión de las letras entre los más jóvenes- no desentonaría nada en las estanterías de la biblioteca de cualquier instituto de Secundaria.
Y termino con una auténtica joya, esta sí más propia de lectores adultos (esto es, desde un público universitario para arriba): María lloró sobre los pies de Jesús es el regreso de Chester Brown, uno de los autores más interesantes del panorama actual, a un tema que ya trató con seriedad y rigor en la excelente novela gráfica Pagando por ello: la prostitución. Pero si aquella era una obra de carácter autobiográfico (recuerden el subtítulo: Memorias en cómic de un putero), en esta ocasión el canadiense -que visitará España la semana próxima- apuesta por la adaptación de algunos pasajes bíblicos relacionados de un modo u otro con el que es, nunca mejor dicho, el oficio más viejo del mundo. Más allá de cualquier polémica inane, la interpretación que el autor de Nunca me has gustado hace de algunos episodios del texto sagrado del cristianismo, tanto los conocidos como los menos populares, es brillante, y su lectura (incluyendo el suculento y documentadísimo aparato crítico con el que se cierra el volumen) debería hacer reflexionar a todo aquel que se haya acercado, de una forma u otra, a los textos originales. Y ojo con esta última cursiva, que tiene miga.
Moby Dick (El manga), Los hijos de la libertad y María lloró sobre los pies de Jesús están editados por La Otra H, Planeta Cómic y La Cúpula respectivamente.