Joyas literarias ilustradas (y 3)
Abandonad toda esperanza, salmo 376º
Hasta en dos ocasiones ya (de ahí el "y 3" del título, claro), la última más o menos hace justo un año, había recurrido a tan nostálgica etiqueta para recomendarles algunas adaptaciones de clásicos literarios al cómic... aunque, por supuesto, la magna ambición y los excelentes logros de los títulos comentados hasta el momento (versiones de Stevenson, Hoffmann, Dostoyevski, Steinbeck y Wilde, nada menos) tengan muy poco que ver con el acabado de aquellos tebeos de la posguerra, más bien pedestre (aunque fuese por culpa del sistema de producción a destajo más que por la supuesta falta de talento de sus autores), pero que a muchos de mi generación y de otras anteriores nos enseñaron a amar la literatura. Este es también el caso de los títulos que les comentaré hoy, todos espléndidos. Para empezar, échenle un vistazo a lo que ha hecho Jakob Hinrichs con la novela corta de Arthur Schnitzler Relato soñado: una historia de ambientación onírica, por no decir pesadillesca, con un acabado cercano a lo experimental y que es capaz de beber al mismo tiempo con resultados deslumbrantes de estilos tan diametralmente opuestos en apariencia como el expresionismo o el pop art. Por cierto: si cuando lo lean -porque no me cabe duda de que lo harán- les suena de algo es muy posible que se deba a que esta es la historia que durante tantos años obsesionó a Stanley Kubrick y que finalmente este adaptó en su película póstuma Eyes Wide Shut. Y si no leyeron en su día la obra original (yo lo hice mientras esperaba el estreno del film, aunque de esta manía mía les hablaré dentro de un par de columnas o tres), la estupenda edición española del cómic les permitirá solventar esta carencia con facilidad porque incluye la (traum)nouvelle de Schnitzler íntegra. Un regalo, vaya.
La que no puede permitirse incluir la obra original por razones obvias, y mucho menos la novela precedente protagonizada por Tom Sawyer, es la adaptación de Las aventuras de Huckleberry Finn realizada por el maestro Mattotti en colaboración con el guionista Antonio Tettamanti. No se preocupen, que no se perderán por ello: nada más empezar, los autores resumen lo acontecido hasta el momento para, acto seguido, sumergir al lector en el universo de Mark Twain; un universo muy cercano aquí a influencias tan variopintas como el western revisionista de Robert Altman o el inevitable Sergio Leone y las historietas del gran Hugo Pratt, referencias masticadas y engullidas por Mattotti durante los muchos años que acarició llevar a cabo este proyecto, y que finalmente ve la luz, gracias a su estructura de road story y su formato apaisado, como si de una suerte de film de aventuras en cinemascope se tratase.
También este mismo formato, aunque con pretensiones muy distintas, presenta Lección de pesca, que no es sino la adaptación del relato homónimo de Heinrich Böll por parte de otro grande del cómic contemporáneo: Émile Bravo. Les aseguro que este autor es un valor seguro y cualquier obra que caiga en sus manos y lleve su firma valdrá la pena leerla; no se pierdan, si tienen ocasión, la novela gráfica Mi mamá está en América y ha conocido a Buffalo Bill o el álbum Diario de un ingenuo, esa magistral puesta al día de los geniales Spirou y Fantasio de Mournier. Volviendo a su adaptación del premio Nobel de Literatura alemán: a partir del encuentro y la posterior conversación entre un viejo marinero y un turista en un pequeño pueblo costero, Böll y Bravo nos ofrecen una lección de vida difícil de olvidar y un álbum delicioso y apto para todas las edades. Una lectura, como las otras dos comentadas, absolutamente obligatoria.
Relato soñado, Las aventuras de Huckleberry Finn y Lección de pesca están editados por Nórdica, Norma y Dibbuks respectivamente.