Joyas literarias ilustradas (y 4)
Abandonad toda esperanza, salmo 389º
El curso sobre cómic de la Universidad de Alicante del que ya les hablé sigue viento en popa, y cuando lean esto habré dado un par de conferencias más, esta vez sobre dos temas tan interesantes (o al menos a mí me lo parecen) como el concepto de canon aplicado a los cómics y las adaptaciones literarias. Dos temas que están estrechamente relacionados: cabe preguntarse si, a la hora de establecer una lista de los títulos que obligatoriamente hay que leer para tener un conocimiento mínimo de lo que es el noveno arte, debe considerarse la presencia de algunas adaptaciones y tomarse como factor a tener en cuenta la relevancia histórica de la obra original. Si este fuera el caso, el cómic de reciente aparición que adapta nada menos que la Ilíada y la Odisea de Homero con uno de los característicos estilos gráficos del manga sería una cita obligada. La obra forma parte de una colección cuyas entregas anteriores ya he ido comentando con anterioridad (en esta columna o en el recuadro de recomendaciones que aparece en esta misma página), y que nada más por lo que tiene de posible herramienta de divulgación de grandes títulos de la literatura y el pensamiento universal entre los lectores más jóvenes ya se merece todo mi respeto. En esta ocasión, una poda rigurosa de lo que supuestamente resulta más accesorio a la hora de seguir el curso del relato y cierta pleitesía al poder de Hollywood (no es difícil ver en Aquiles y Héctor, por aquella película de Troya, un ligero parecido con Brad Pitt y Eric Bana), no echan por tierra una propuesta que puede ser un estupendo primer acercamiento a los dos grandes clásicos inaugurales de la literatura occidental.
Otra adaptación de un clásico incontestable, este de John Milton, es la que ofrece Pablo Auladell en El paraíso perdido; una versión, eso sí, mucho menos didáctica y mucho más de autor, como no podía ser de otra forma tratándose de una obra con la firma de Auladell. Pablo, imagino que ya lo sabrán y si no se lo cuento yo, es alicantino, feliz circunstancia que ha facilitado su visita durante el curso para desgranar de primera mano los entresijos del proceso de adaptar una obra literaria al cómic. De esto no puedo contarles nada porque, de nuevo, cuando escribo esto todavía no se ha producido tal acontecimiento, pero puedo arriesgarme a aventurar que habrá sido uno de los puntos álgidos del curso. Dicho sea de paso, les recomiendo que si tienen la ocasión acérquense a esta obra o a la última de su autor, el álbum ilustrado La feria abandonada, que también es una delicia visual de principio a fin.
Para terminar, otra recomendación que no tiene que ver directamente con el curso, pero que ofrece la posibilidad de traer a colación a Robert Louis Stevenson, y una posibilidad como esa nunca hay que dejarla pasar: en El club de los suicidas, los franceses Clément Baloup y Eddy Vaccaro adaptan libremente la novela homónima del autor de La isla del tesoro y nos ofrecen una intriga victoriana con un encomiable sentido del ritmo narrativo y un acabado gráfico que entronca con la tradición de alto nivel, tanto artístico como comercial, de la historieta francobelga. Dicho esto, siento la tentación de decir que con esta recomendación se cierra el círculo porque, de entre todas las adaptaciones que les he comentado con anterioridad, la primera fue otra versión de Stevenson, El barón de Ballantrae, pero como estoy seguro de que volveré a retomar el tema en breve me aguantaré y no diré nada semejante.
Ilíada y Odisea, El paraíso perdido y El club de los suicidas están editados por Herder, Huacanamo y Norma respectivamente.