Hay algunas decisiones que cuesta mucho entenderlas, y la designación del concejal No Adscrito Juan Richart como candidato a la Alcaldía por Villena Centro Democrático (VCD) es una de ellas, toda vez que el propio Richart y sus compañeros suponemos sabían con antelación que el candidato va a tener que sentarse en el banquillo y defenderse de las acusaciones por un presunto delito de prevaricación cometido mientras era concejal de Obras a comienzos de esta legislatura.
La incomprensión de esta decisión no se refiere al aspecto jurídico de la misma, porque a todo ciudadano le asiste el derecho fundamental a la presunción de inocencia, pero no podemos obviar que esta imputación puede acabar con una inhabilitación como cargo público de Richart por un periodo de entre 7 y 10 años, y consideramos que, tras la catastrófica legislatura que está llegando ahora a su fin, sería una triste guinda que un concejal villenense (un alcalde en potencia, incluso) fuera condenado por un juez por un delito penal como la prevaricación.
Por eso resulta tan llamativa esta decisión, que ha desconcertado a propios y extraños y puesto sobre la mesa muchas preguntas. Descartado Juan Carlos Pedrosa, al que sus propios compañeros no han dejado ser candidato por ser de fuera, ¿no hay nadie mejor en VCD para encabezar la lista que Juan Richart? ¿Son conscientes de la mancha que puede suponer para Villena que uno de sus representantes sea condenado? A los políticos se les suele llenar la boca con eso de actuar para su pueblo, pero del dicho al hecho, el trecho es a veces muy largo.
