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Justicia climática: 60 +1= < 2 grados

Un año después de la celebración del 60º aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos (60 + 1) un reto de envergadura similar se levanta sobre la humanidad: conseguir que la temperatura global no aumente por encima de 2 grados. Parece un galimatías pero es ante todo una exigencia. Los daños provocados por el cambio climático serán mayores y quizás irreversibles si la temperatura del planeta crece por encima de esta cifra. No habrá Derechos Humanos si no se cumplen los derechos ambientales y climáticos.
Entre el 7 y el 18 de diciembre se reúnen en Copenhague 180 países en la XV Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU. Para no aumentar más de 2 grados la temperatura media del planeta, se precisa que los países industrializados reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero en el 2020 al menos en un 40% y un 90% en el 2050, con respecto a los niveles de 1990. Se necesita también la movilización de al menos 150.000 millones de euros anuales para que los países pobres trabajen por este fin. Pero se precisa ante todo un cambio de sentido en la forma de entender desarrollo, crecimiento y riqueza.

Los países responsables del Cambio Climático tienen la obligación de hacer los esfuerzos necesarios para no condenar a otros países a la desaparición o a la miseria como consecuencia directa de sus actuaciones o de su negligencia. Sería imperdonable que los países ricos, tras décadas de beneficiarse de un modelo de desarrollo insostenible regido por el lucro, la explotación de los países empobrecidos y el expolio de los recursos naturales del planeta, pretendan continuar con el mismo régimen de consumo irresponsable de combustibles fósiles y miren hacia otro lado a la hora de enfrentarse con las consecuencias que las ingentes emisiones de gases de efecto invernadero tienen para la mayoría de la población del planeta.

Reducción de las cosechas, fenómenos meteorológicos extremos, enfermedades que parecían superadas, merma en la disponibilidad de agua, son ya indicios de la forma en que el cambio climático pondrá en peligro el sustento. Parece problema lejano, pero es un drama muy próximo: en el Alto Vinalopó los acuíferos se verán casi extinguidos si aumenta más de 2º la temperatura global. La comunidad internacional debe ahora hacer frente a las causas y consecuencias del Cambio Climático y establecer procedimientos de justicia ambiental y social coherentes con la Declaración de Derechos Humanos.

Lo contrario sería permitir que la media mundial de temperaturas siga subiendo hasta 6º C a finales de siglo según advierten destacados científicos. Un crecimiento semejante tendría consecuencias catastróficas e irreversibles para la Tierra, convirtiendo en inhabitables grandes zonas del planeta. Con los trópicos siendo demasiado cálidos como para albergar plantaciones, y los sub-trópicos demasiado secos, miles de millones de personas se encontrarían en vastas zonas del planeta básicamente inhabitables. El Sáhara aproximándose al Mediterráneo. Eso está cerca.

Las negociaciones de Copenhague están a un paso del colapso. Opulencia y crecimiento acumulador siguen estando en el trasfondo de muchos líderes. Por el contrario, sólo será creíble un acuerdo que no se limite a una declaración de intenciones, un acuerdo que conlleve cambios sustanciales en nuestra forma de vivir entendiendo que los privilegios de la sociedad rica no son derechos si se levantan sobre las espaldas de los países empobrecidos y el deterioro de la naturaleza. Hemos de hacer que los negociadores cambien su punto de vista, dejar de mirar las finanzas para pasar a mirar a la Tierra y a mirar a los empobrecidos.

Fdo. Catalina Hernández Martínez y Javier Esquembre Menor, Concejales Grupo Municipal Verde. Villena

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