Cartas al Director

Juventud, divino tesoro

Villena existe. ¿O no? Villena es turismo. ¿O no? Villena es sinónimo de fiesta, de olor a pólvora y de alábega, de música. ¿O no? Dejando a un lado los dimes y diretes entre los grupos políticos de la población, me gustaría lanzar una oda a la juventud, y a los que ya peinamos canas, ¿por qué no? ¡Juventud, divino tesoro!
Pero la juventud no tiene donde divertirse. Muchos de ellos acaban en locales de alquiler ante la escasa oferta de lugares para disfrutar, sobre todo de la música en vivo. ¿Por qué una población tan numerosa como Villena no tiene conciertos de cara al público joven y para los no tan jóvenes? Hace poco vi anunciado a Bustamante en Albatera, a Alejandro Sanz en Cehejín (Murcia) o a Estopa en San Vicente.

¿Y aquí qué? Nadie tiene la iniciativa de intentar dar la oportunidad a los villeneros y habitantes de alrededor de la posibilidad de ver en directo a artistas o grupos del panorama nacional. Por falta de recintos no será. Recuerdo que tenemos un espacioso campo de fútbol, un Pabellón Municipal o el Luciano Arena (como ha sido bautizada la explanada del Teatro Chapí) para realizar conciertos multitudinarios.

El Ayuntamiento, y eso que no quería tocar temas políticos, podría estudiar incluir Villena en destino de artistas, cobrando o no entrada (con las barras de los bares se financia prácticamente cada actuación, siempre y cuando no sea un grupo o solista de renombre).

Hace poco presencié en Alicante, en la zona Volvo, a Iguana Tango, Antonio Orozco, El Pacto y Seguridad Social. Todos gratis, pero bajo la batuta del consistorio y con la colaboración de empresas privadas. El día 4 de septiembre se acerca y queda todo el mes de agosto por delante para poder ver en nuestra ciudad a algún grupo o solista que estén en la élite de la música nacional, aunque sea complicado porque las giras están cerradas desde hace meses.

Pero me gustaría que esta reflexión en voz alta sirva para algo de cara al futuro. Villena no es menos que Albatera o Cehejín (con todos mis respetos), y a los jóvenes y menos jóvenes, como un servidor, nos gustaría disfrutar del directo de grupos clásicos o de la nueva hornada que se están haciendo un hueco en el panorama musical nacional.

Esta es la reflexión de un viejo rockero que nunca muere dedicada a una juventud que pide a gritos ver un concierto, reitero, aunque sea pagando. Perdonen las disculpas, y siendo fiel a mis despedidas, salud para todos, porque dinero, lo que se dice dinero, no hay ni un duro.

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