La Derecha contra el mundo
Es posible que con el revuelo armado por la valla de la discordia, nos hayan pasado un tanto desapercibidas un par de quejas de otras asociaciones de Villena, las asociaciones de madres y padres de alumnos del colegio de La Encina y del Conservatorio Profesional de Música, formadas por personas a las que no tengo el gusto de conocer y sobre las que nunca se me ocurriría pensar que han hecho públicas sus quejas como argumento político, sino como reclamación que consideran justa y beneficiosa para sus asociados y, en consecuencia, para sus hijos.
No ocurre así, sin embargo, con otras asociaciones de nuestra ciudad, en especial las de vecinos, inmediatamente acusadas de hacerle el juego a la oposición en su labor de desgaste al equipo de gobierno. Cierto es que algunos de sus representantes militan políticamente, y de hecho han estado presentes como candidatos en las listas electorales de las últimas municipales, pero a ver si ahora resulta que en España no es lícito pertenecer a cualquier partido, sindicato, asociación o club. El problema es que dicha militancia es suficiente para ser despreciado ¿Qué va a decir ése, si es del PSOE? en lugar de escuchado, por mucho y bueno que tenga que aportar. Lo que se ha dado en llamar Derecha, en lugar de aceptar las reglas del juego, mover ficha e intentar colocar a su gente ahí, decide tirar el tablero.
Como decía en los foros digitales mi amigo Javisevic, las personas que componen las asociaciones, independientemente de las ideas que tengan, han decidido asociarse, han sido nombrados democráticamente por los socios y se han comprometido a dirigir entidades donde todo son quebraderos de cabeza sin remuneración económica alguna. Si resulta que la mayoría de los socios muestran su apoyo a determinados colores políticos, lo suyo no es quejarse, sino hacerte socio e imponer tu peso, aunque claro, para eso hay que trabajar sin obtener un beneficio material a cambio, y habrá que ver quién está dispuesto a eso.
Con todo, esta forma de ver las cosas no es privativa de Villena, sino que forma parte de la propia esencia de quienes se identifican con esa entelequia llamada Derecha. Desde una conocida web, propiedad de un no menos conocido locutor de radio, asalariado de una no menos conocida Conferencia Episcopal, se ha lanzado recientemente un ataque brutal contra Camino, la última película de Javier Fesser que les recomiendo que vean, por lo menos para poder opinar, y por elevación, contra todo el cine y el mundo de la cultura en España, a los que recurrentemente acusan de estar en manos de la Izquierda, en lugar de preguntarse, como hago yo ahora, dónde están los escritores, los guionistas, los filósofos, los cineastas, los creativos
de derechas. ¿Es que no existen?