La Aventura continúa
Abandonad toda esperanza, salmo 408º
Me refiero a la distribuidora La Aventura Audiovisual, de la que les hablé hace quince días y de la que vuelvo a tratar hoy al hilo de algunos estrenos de actualidad. De verdad que no me gustaría que pensasen que les tengo manía, pues nada más lejos de la realidad: les deseo toda la suerte del mundo, y que triunfasen por todo lo alto sería una gran noticia para todos los cinéfilos del país, entre los que me incluyo. Pero insisto en que no acabo de ver, más aún en estos tiempos de crisis en los que muchos se ajustan el cinturón todo lo que pueden y el cine (en los cines, digo) se ha convertido en un artículo de lujo, cómo se puede alcanzar tan loable propósito estrenando películas que casi todos los interesados ya han podido ver de una forma u otra.
No obstante, al menos uno de los títulos que mencionaré hoy, y que como los de hace un par de columnas han pasado todos por Sitges, no nos llega con tanto retraso: me refiero a Upstream Color, producción del año pasado que lleva la firma de Shane Carruth. Este todoterreno -además de dirigir produce, escribe, monta y protagoniza sus filmes- sorprendió a propios y extraños allá por 2004 con un relato de ciencia ficción de bajísimo presupuesto titulado Primer, que no he vuelto a ver desde entonces pero cuyo recuerdo ha crecido con el paso de tiempo hasta erigirse en una de las propuestas más originales e interesantes del género en los últimos tiempos. Aquella cinta, que trataba el tema de los viajes en el tiempo pero que se parecía mucho más a Kubrick y Lynch que a Regreso al futuro, nos descubrió a un cineasta que no teme perder por el camino a buena parte de su público potencial si eso significa ser fiel a un estilo narrativo propio. Esto se hace más patente todavía en su segundo trabajo, que una década después llega a los cines y donde el elemento fantástico, de nuevo presente, deja de ser aspecto fundamental (como sí lo era en Primer) y pronto se revela casi como un mcguffin que permite a Carruth contarnos otra cosa: la fragilidad de las relaciones humanas, tanto las sentimentales como las sociales. Para que se hagan una idea: estamos ante una idea más propia de David Cronenberg (la existencia de un parásito que permite controlar la voluntad de todo aquel que lo ingiere) materializada como si la filmase el Terrence Malick de los últimos años. ¿Recuerdan lo poco o nada narrativas, en un sentido convencional del término, que eran El árbol de la vida y To the Wonder? Pues eso: un film tan fascinante como irritante, de esos que en ocasiones cuesta un buen rato averiguar qué es lo que nos están contando, pero que merece que le den una oportunidad. Eso sí: a falta de revisar ambas, me quedo de lejos con los viajes temporales de Primer.
También de viajes en el tiempo trata Seguridad no garantizada, otra propuesta de La Aventura Audiovisual que pasó por Sitges... pero en 2012. En esta cinta protagonizada por una estupenda Aubrey Plaza y por Mark Duplass, actor y realizador surgido del cine mumblecore (esto es, el cine más indie dentro del cine indie), unos periodistas investigan un anuncio en prensa en el que alguien busca compañero para viajar en el tiempo. Lo que podría quedarse en una anécdota ocurrente y poco más se transforma en el arranque de una emotiva y melancólica comedia sentimental a propósito de, claro, el paso del tiempo, que alcanza un acto final voluntariamente fantastique a modo de acto de fe que, me consta por lo que me comentó un amigo que estuvo en Sitges, provoca aplausos fervorosos y lágrimas de emoción en la platea. Por cierto: algo tendrá la película cuando le ha valido a su director, Colin Trevorrow, que Spielberg lo fiche para el renacimiento de la saga prehistórica con Jurassic World. Pero volviendo a lo extraño de su estreno: el film ya se vio, testimonialmente, en algunos (pocos) cines madrileños allá por marzo del año pasado... y ahora, se supone, llega de forma más masiva (?) al resto del país. O sea: que no estamos ante un estreno, sino un reestreno, como si de un clásico del cine se tratase. Y buena la película lo es un rato, pero no sé si como para reestrenarla ya.
Y termino por hoy con otra de las cintas que La Aventura Audiovisual rescata del festival especializado, aunque en esta ocasión se retrotrae a la edición de 2011. El título de Los huéspedes poco dirá, al menos todavía, al aficionado, pero seguro que si les hablo de The Inkeepers más de uno descubrirá que ya la ha visto. Vaya por delante que su realizador, Ti West, tiene toda mi simpatía por su patente amor por el cine de terror de la vieja nueva escuela, el de los años 70 y 80, con el que creció (el realizador nació en 1980), pero ninguna de sus películas me parece esa obra maestra que algunos proclaman: su debut, The Roost, me decepcionó muchísimo, y Cabin Fever 2, aunque divertida, no pasa de ser una vuelta de tuerca a la cinta original en clave de comedia repulsiva al estilo del primerizo Peter Jackson. Su mejor película es sin duda The House of the Devil, aunque tampoco es que vaya a cambiar la historia del género. Menos aún lo consigue Los huéspedes, cinta resultona y por momentos terrorífica sobre un hostal encantado cuyo atractivo, indiscutible, radica más en las carencias de sus compañeras de generación, la mayoría repetitivas y huecas, que en méritos propios. Sea como sea, le deseo a lo último de West el mayor de los éxitos en la taquilla, tal y como se lo deseo al resto de títulos del catálogo de La Aventura Audiovisual. Lo juro.
Upstream Color, Seguridad no garantizada y Los huéspedes se proyectan o proyectarán en cines de toda España.