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La casa El Caracol: algo más que una bodega

De una forma o de otra todos hemos entrado alguna vez en la Bodega El Caracol, situada en uno de los epicentros de las Fiestas del Medievo. Todos conocemos su preciosa y adecentada bodega, en la que se recrea –de una forma muy acertada– cómo fue su antigua disposición. A continuación les propongo el ejercicio de descubrir y poner en valor el resto de este inmueble: la casa El Caracol, como un bien patrimonial añadido a la bodega.
El objetivo de este artículo es mostrar un patrimonio humilde pero interesante, que nos habla de lo que han sido nuestros antepasados y cómo han vivido. Se ha seleccionado este inmueble por su carácter simbólico para las Fiestas del Medievo y para tantas festividades que se realizan en el Barrio del Rabal, pero se podría haber realizado de cualquier otro inmueble situado en las inmediaciones que podría conservar los mismos o –tal vez más– elementos de interés.

En los últimos tiempos estamos catalogando edificios e interiores pertenecientes a la arquitectura burguesa, situados en el arco cronológico comprendido entre 1880 y 1930. Se trata de un tipo de arquitectura desconocida y muchas veces despreciada por su frecuente abandono o mal estado de conservación. Ahora vamos más allá y mostramos el modelo de una vivienda perteneciente a este mismo periodo, pero nos salimos del modelo de vivienda burguesa para analizar una arquitectura más humilde: las viviendas de una clase media de pequeños propietarios agrícolas.

Los datos que hemos podido recopilar de la actual Casa el Caracol (C/ Baja, 9) se remontan –según el catastro– a 1890, si bien posiblemente la casa sea anterior, tal vez de principios del siglo XIX, ya que su estructura y aspecto de fachada nos recuerda a las viviendas tradicionales de nuestra comarca de esa época (Foto 1 nº 1). De este momento todavía se conserva el portón de la casa –también utilizado como entrada de carros– y el pavimento de losas de Simón a lo largo del porche y pasillo que comunica con el patio del fondo. En esta fase también se incluye la bodega, a la que se accede desde el callejón de la Tercia.

La casa El Caracol a principios del siglo XX
El estudio de los propietarios nos permite remontarnos a principios del siglo XX, cuando la casa era propiedad de Antonio Gómez Sevilla “El Lancero”, y posteriormente de su hijo Antonio Gómez Sáez. Esta fase constructiva presenta elementos atribuibles a corrientes modernistas de carácter popular que a continuación vamos a pasar a presentar.

Junto a la puerta de entrada a la casa había un salón dividido en dos zonas. En este lugar destacamos la puerta de acceso desde el porche y un plafón de techo de forma circular decorado con palmetas neoegipcias y tallos curvos que rellenan los espacios vacíos (Foto 1 nº 2).

Un poco más al interior se encuentra una salita, con una interesante chimenea con sendas alacenas empotradas a los lados, de las que destaca el trabajo de ebanistería de sus puertas y un interesante pavimento hidráulico cuya decoración imita a la composición de algunos mosaicos Nolla (Foto 1 nº 3). En la sala adjunta se conserva otro mosaico compuesto por cenefa perimetral con una cadena de formas geométricas y estrelladas y campo central con una sucesión de motivos en aspa con apéndices curvilíneos.

La escalera sigue una estructura típica en las viviendas tradicionales villenenses. A la misma se accede atravesando una estructura adintelada y rematada mediante una moldura curvilínea en los ángulos que le confiere un aspecto de falso arco. La escalera en sí presenta una mezcla de tres tipos diferentes de pavimentos hidráulicos (Foto 1 nº 4).

En la primera planta se agrupan algunos de los elementos más interesantes. El antiguo dormitorio principal está situado sobre la puerta de entrada a la casa. Las paredes todavía conservan un zócalo decorativo con sencillas pinturas con trapantojo decorativo de imitación a trabajo de ebanistería (Foto 1 nº 5); y moldura lisa –en la zona de conexión con el techo– con también sencillas pinturas de imitación a mármol. El techo conserva un plafón circular con una flor de cuatro pétalos rellenados en su interior con palmetas y cuatro motivos florales lotiformes esquematizados en el espacio comprendido entre cada uno de los pétalos de la flor (Foto 1 nº 6). De lo más destacado de este antiguo dormitorio principal es el mosaico hidráulico, que presenta una cenefa con un remate de formas vegetales y fitomórficas esquematizadas y una imitación de encadenación de prismas rectangulares; y un campo central con aspas rematadas en flores de lys y cuadrículas flechadas (Foto 1 nº 7).

En la antecámara del dormitorio principal se encuentra un nuevo zócalo con bastas pinturas de trapantojo a madera. En esta habitación y en los dormitorios adjuntos se conservan dos tipos de mosaicos hidráulicos sin cenefa también atribuibles a esta fase constructiva.

La casa El Caracol a partir de 1940
A principios de los años 40, Antonio Gómez Sáez vendió la casa que ahora nos ocupa al matrimonio formado por José Marco García “El Hortelano” y Águeda Estevan Alcaraz. Ellos, junto con su familia, cultivaron en arrendamiento durante más de 50 años el huerto de D. Juan García Hurtado, llamado “Huerto del tío Pepe el Hortelano”, localizado en la zona donde se encuentra en la actualidad la Avenida de Elche.

También fueron propietarios de tierras en El Caracol, La Huerta, El Pinar y otras zonas, donde cultivaban verduras y hortalizas que Águeda vendía en el Mercado. En ese momento fue cuando se redujeron las dependencias de bodega de la casa para introducir cuadras para vacas. Durante esta nueva etapa constructiva se realizaron otros trabajos de reforma y adecuación en la casa para adaptarla a las necesidades de los nuevos propietarios.

De ahí pasó el inmueble a su hijo Francisco Marco Estevan y a su esposa Trinidad Hernández Menor, quienes fijaron allí su domicilio junto a sus cuatro hijos José, Pedro, Águeda y Paco. En la actualidad el inmueble está siendo parcialmente rehabilitado por los nietos y bisnietos de José y de Águeda como punto de encuentro familiar en celebraciones, como es el caso de las Fiestas del Medievo que se avecinan.

Queremos agradecer a la familia Marco su buena disposición para el acceso a la casa El Caracol para poder realizar este artículo.

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