La ciudad lúcida
Abandonad toda esperanza, salmo 21º
... que no de la Luz, que no es lo mismo. Y es que, aun a riesgo de que me digan que soy un pesado, tengo que insistirles: la novela negra enseña; la novela negra entretiene. Sobre todo enseña que la vida es muy dura, háganme caso, aunque a veces quieran hacernos creer lo contrario y, en su afán por barrer la mugre bajo la alfombra, los gobiernos locales hagan lo imposible por vender una imagen apacible de las urbes del siglo XXI (cada uno de la suya, faltaría más), cuando cualquier hijo de vecino sabe que nada más lejos de la realidad. Barcelona, en cambio, ha tenido la osadía de poner toda la carne en el asador y celebrar por segunda vez unas jornadas sobre el género social de nuestro tiempo, que reciben la explícita denominación de BCNegra.
Esta vez, al contrario de como espero que suceda con la próxima Semana Negra de Gijón, se lo cuento desde la distancia. Un servidor no pudo asistir, y créanme que lo lamento. Las noticias que llegaron desde la Ciudad Negra fueron para llorar, pero de pura y rabiosa envidia.
El evento, al que puso fin un encuentro con los autores en la librería Negra y Criminal, arrancó con la entrega del primer Premio Pepe Carvalho (que ya ha sido bautizado extraoficialmente como "el Nobel de la Novela Negra") a Francisco González Ledesma, premio Planeta por Crónica sentimental en rojo, creador del inspector Méndez y clásico vivo de nuestras letras. Autor de novelas de quiosco firmadas con el seudónimo de Silver Kane, González Ledesma publicará en breve sus memorias, de las que seguro les hablaré llegado el momento. Ahora con este galardón se homenajea su dilatada carrera, a la par que se recuerda a otro barcelonés ilustre, el malogrado Manuel Vázquez Montalbán, y a su memorable detective Carvalho.
Aunque el premio se haya quedado en casa, nadie que conozca la extensa obra de González Ledesma podrá pensar que se ha pecado de chauvinismo -un pecado tan catalán, según algunos-. Si había alguien que merecía tal honor en nuestro país, ese era el autor de Las calles de nuestros padres.
El evento prosiguió con numerosas mesas redondas, proyecciones, una exposición y hasta un concierto de jazz. No faltó el recuerdo del añoradísimo Justo Vasco, un homenaje sin minuto de silencio porque así lo habría querido él. Pasaron por Barcelona invitados internacionales como el italiano Giorgio Faletti o los cubanos Leonardo Padura y Amir Valle; y por supuesto, no faltaron algunos de los representantes del thriller autóctono, como Andreu Martín, José Carlos Somoza o Fernando Marías.
Espero que el ejemplo de BCNegra cunda fuera de sus fronteras. Si no, por lo menos, y sin ir más lejos, en tres meses tendremos un nuevo Mayo Negro en Alicante. Espero verles allí, por lo que pueda pasar.