La conjura de los necios
Ante la inminencia de las vacaciones, uno suele confeccionar una lista de posibles lecturas, y casi siempre, con la sana intención de mantener mi mente lo más alejada posible de todo aquello relacionado con Villena y el trabajo. Este año, sin embargo, haré una excepción, incluyendo en mi listado una necesaria relectura de La conjura de los necios, disparatada, inteligentísima y amarga novela en la que Ignatius J. Really se ve obligado a adentrarse en una sociedad con la que mantiene una relación de repulsión mutua.
Y es que le dan ganas a uno de pegarse un tiro cuando, cansado de ver el poco seguimiento que tienen, por ejemplo, las manifestaciones en apoyo de asociaciones machacadas por la administración como APADIS o AFEPVI y sus trabajadores, observa que se preparan concentraciones para reclamar toros el día 7 o se lía la de Dios es Cristo porque no sé quién ha bajado antes de hora una bandera verde cuando lo de los tiros del domingo, como si los arcabuceros no llevaran ya desde por la mañana regalando nuestros oídos con sus angelicales descargas.
Tal crispación, en cualquier caso, me temo que no es más que un fiel reflejo de la imagen que transmiten nuestros ilustres representantes públicos, una auténtica banda que cada día se encuentra más cerca de alcanzar el galardón de la peor Corporación municipal que nos ha tocado sufrir. Porque se puede aceptar que un gobierno no quiera toros. Llegadas estas fechas, se quejarán oposición y taurinos y a otra cosa, mariposa. O se puede aceptar un gobierno que sí quiera toros, dejando las protestas para Los Verdes y los colectivos animalistas y antitaurinos. Eso es lo normal.
Lo que no es normal es tener un gobierno que no se sabe de qué va ni a lo que juega. Que si fueran sus cuartos los que están en juego, pues vale, pero no es así. Y es que, los artistas que nos gobiernan son capaces de decir hace un mes que habría toros, gastarse 6.000 euros que vamos a pagar usted y yo con el puñetero IBI a la vuelta de la esquina en arreglar la plaza para hacer la corrida y, después de gastado el parné, decir que nones.
A mí los toros, como la totalidad de las Fiestas, me la soplan. Lo que no me la sopla es la ineptitud y la falta de rigor en administrar lo que es de todos. Hoy tiro 6.000 euros en la plaza, ayer pierdo una subvención de 42.000 por un equipo de sonido, anteayer denunciamos que la piscina es un sumidero de fondos públicos y nadie hace nada Y así sucesivamente. Pero conste, eso sí, que todo-lo-hacemos-por-Villena, una pobre ciudad que se ha visto secuestrada por veleidades electorales, monumentos al despilfarro, personalismos inadmisibles y gestores ineficientes donde los haya.
Disfruten de sus queridísimas fiestas y nos vemos a la vuelta, que a mí este año no me quedan ni fuerzas para gritar mi tradicional Día 4 que me fuera. Agur.