Turismo

La crónica: 160 festeros y músicos de Villena realzan el desfile organizado por Costa Blanca en Madrid

El pasado sábado partía la expedición de festeros y músicos de Villena hacia la capital de España con los ojos puestos en las aplicaciones de los móviles que avanzaban las previsiones meteorológicas. Los 3 autobuses partieron bajo una fuerte lluvia a las 8 de la mañana desde las inmediaciones de la Plaza de toros.
La lluvia desaparecía apenas salir de Villena y solamente quedaban vestigios, junto a la carretera, de la nevada caída en días anteriores. Más adelante los campos aparecían cubiertos de nieve todavía, pero al llegar a Honrubia, lugar donde la expedición cargó pilas con un suculento almuerzo, el sol anunciaba que el desfile se realizaría sin contratiempos climáticos. El descanso para los chóferes llegó a su fin y rápidamente reiniciamos el camino hasta llegar a la Casa de Campo, lugar donde comimos y se cambiaron los festeros con la Junta Central al frente, mientras que la avanzadilla política preparaba el protocolo y el desfile en la Plaza Callao.

Con la digestión en marcha del almuerzo se sirvió la comida sobre las 13,30 entre un ambiente formidable. El equipo coordinado por el presidente de la Junta Central, Luis Sirera, no tuvo ningún contratiempo durante este tiempo hasta llegar a Callao, pues la colaboración de los festeros, muchos de ellos expertos ya en este tipo de desplazamientos, hizo todo el acto sencillo y ameno, con innumerables anécdotas que fueron la comidilla del viaje de vuelta.

Llegados a la Plaza de Callao los festeros formaron en la calle del Carmen, paralela a la calle Preciados, y comenzó el desfile con la lógica expectación entre el público madrileño. La organización, desde el momento que dejó de estar a cargo de Junta Central y Ayuntamiento, un desastre. Los encargados de organizar el desfile parecía que no tenían ni idea de qué son unas fiestas de Moros y Cristianos, solamente la “profesionalidad” del personal de Villena agilizó el recorrido y todo salió a la perfección. Mención especial para el Grupo Musical Atalaya, que a pesar de estar mermados de componentes por los recortes de última hora, llenaron de música festera de nuestra ciudad Callao a la Puerta del Sol, con “La Entrada” como emblema de nuestras fiestas de Moros y Cristianos.

Al llegar a la Puerta del Sol, sin dejar de desfilar y ante el estupor de los organizadores, los expedicionarios siguieron camino para terminar rindiendo homenaje a nuestro paisano Navarro Santafé, ante la estatua del Oso y el Madroño, símbolo de Madrid, que cumple 50 años. Después de las fotos de rigor, rápido desplazamiento al mercado de San Miguel, donde nos esperaban los autobuses para volver a la Casa de Campo.

Un día plagado de anécdotas
Desde la salida hasta la llegada las anécdotas se podían contar por miles, pero destacaremos solo alguna de ellas: al llegar al almuerzo, el grupo de cargos 2017 llevaba preparada una gachamiga, que calentaron con un hornillo, para el almuerzo. Durante el desfile, una villenera que lleva 40 años en Madrid lloraba sin consuelo al encontrarse, por casualidad, a los festeros en Preciados. En la Puerta del Sol, junto al Oso y el madroño, se aglutinó tal grupo de personas para hacerse fotos que era casi imposible realizar la foto de grupo, y la más genuina y divertida de todas fue que se nos perdió una expedicionaria junto al mercado de San Miguel. Gracias a Dios que había taxis y pudo llegar a tiempo a los autobuses…

Nota: En el enlace adjunto podrán visitar una completa galería fotográfica de la jornada.

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