Cartas al Director

La enseñanza, una de las perjudicadas por la reordenación del gasto público

Después de hechos tan cruciales para la educación como la progresiva pérdida de calidad en la enseñanza, a las comunidades educativas, padres y madres, docentes y alumnado, únicamente nos queda poner soluciones pequeñas ante problemas globales.
En la Comunidad Valenciana no ha llegado (todavía) la ampliación del horario lectivo, de 18 a 20 horas para profesores de Secundaria, las cuales son una parte del total de 37.5 horas semanales. Pero en realidad, son muchos los docentes (en Primaria también) que ya están trabajando indirectamente no sólo dos horas, sino más, porque están buscando soluciones para que, dada la diversidad del alumnado, la mayoría puedan ver cumplidos los objetivos educativos, sin recibir palmaditas en la espalda.

Como profesor, podría poner numerosos ejemplos de situaciones de este tipo, y uno de los más graves es la ratio docente/alumnos, uno de los indicadores de la calidad educativa de un país. 30 alumnos en una misma clase no solo supone que miles de interinos se queden sin trabajo (que ya es grave), sino que además la atención que un docente puede prestar a un alumno va a ser mucho menor, tanto en el aula como fuera, ya que también se está prescindiendo de programas de refuerzo, otro de los grandes problemas.

Como padre, la responsabilidad siempre es y tiene que ser grande. La revuelta con la declaración de intenciones de los padres en Navarro Santafé es normal. Normal porque se hacen explícitas conductas propias de un padre o madre, pero que no siempre se dan. Acompañar a un hijo en sus estudios es vital para el éxito del sistema educativo. Esas soluciones están al alcance de la sociedad, no de los políticos, y ahí hemos de aprender mucho. Escuelas de padres, apoyo y comunicación con los docentes, participación en la comunidad educativa, promoción de actividades extraescolares de refuerzo o de ampliación… podrían ser algunas de estas soluciones al problema.

Como alumno, saber escuchar, respetar, participar o esforzarse va a ser crucial para el éxito no sólo académico, sino personal. No es nada nuevo, pero si cabe, hoy en día aún más. La situación que viven nuestros jóvenes es desalentadora. Titulados sin trabajo y parados sin títulos hacen interminables las colas del desempleo. Pero la creatividad, la profesionalidad, el esfuerzo por ver luz al final del túnel van más allá de esta situación. Esa cultura es la que hay que recuperar, porque la búsqueda de la calidad de vida tiene piedras en el camino, y se llaman sacrificio y voluntad.

Afortunadamente, el desempleo está posibilitando que padres y madres pasen más tiempo con sus hijos. La jornada continua que se propone desde diferentes organismos puede ser una ventana para conseguir conciliar la vida familiar y laboral, pero es una condición que ese tiempo sea activo, compartido. Las horas que pasan nuestros hijos en casa mientras nosotros (los padres) hacemos otras cosas es más que las horas que pasamos juntos: la televisión, los video-juegos o el ordenador multiplican las horas no-compartidas. A la hora de compartir, fundamental que sea tanto para actividades que son obligatorias para ellos, como las que suponen una actividad elegida dentro de su tiempo libre, dando también tiempo para la autonomía, por supuesto.

En esta situación pues, por no llamarle problema, tenemos un gran compromiso por delante, que nos corresponde a todos, seamos políticos, directores, docentes, padres o alumnos.

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