Sociedad

La Escuela Solidaria de los Príncipes entrega a Cáritas alimentos de primera necesidad

Apostilla el refranero español, fuente de sapiencia popular, que aquello prometido es medio debido, y debido enteramente, si quien promete no miente. De nuevo, se ha puesto en marcha eso que, desde el CEIP Príncipe D. Juan Manuel, hemos dado en llamar la “Escuela Solidaria”, un proyecto que siempre desarrollamos con gran ilusión.
En esta ocasión, hemos finiquitado un acto que estaba en “stand by”, aunque es cierto que teníamos muy claro cuál debía ser la guinda del pastel. Y es que dentro de los actos organizados con motivo de las bodas de oro del colegio, recientemente y en la Kaku se proyectó la película “Shangai”, cuya recaudación iba destinada a fines sociales.

Así que, este primer martes del mes de diciembre, nos dimos cita en las instalaciones de Cáritas, perteneciente al Barrio de la Paz, para llevar un cargamento de ilusión y esperanza. Leche, galletas, aceite, arroz, legumbres y otros alimentos de primera necesidad adquiridos gracias a la taquilla de dicha película.

En la entrega no estuvimos solos. Por un lado nos recibieron los voluntari@s de Cáritas la Paz, y por otro estuvieron el presidente del Cineclub Villena, organización que colaboró altruistamente en la cesión de la película, y el gerente de Supermercados Jose, que ha añadido de su “cosecha” más cantidad de alimentos de la estipulada. Desde aquí, solo nos queda darles las gracias por su implicación, colaboración y apoyo, por ser importantes partícipes de esta iniciativa.

Dicen que todo ladrillo hace pared, y desde el “cole” intentamos poner el nuestro. Y es que en situaciones comprometidas, con pequeños esfuerzos se obtienen grandes resultados. La navidad llega de nuevo a nuestros hogares. Son tiempos de ilusiones y esperanzas. La situación económica actual nos hace pensar que no son buenos tiempos para la lírica, como decía aquella canción de los ochenta. Pero debemos ser conscientes de la situación. Cada uno en la medida de sus posibilidades. En ocasiones, es necesario dejar de lado las fastuosas estatuas de sal, para fijarse en las pequeñas figuras del Belén. Es momento de obligarnos a disfrutar de los pequeños detalles. Un sonrisa, un abrazo, una amable conversación entre amigos… Esa será nuestra nueva y grandiosa meta.

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