Cómo es la familia Esquembre. Los patriarcas, Carlos Miguel y Fany, y los seis hijos, José Miguel, Carlos Tomás, Roberto, Javier, Consuelo y Raquel. Y los hijos de sus hijos, uno de los cuales, Carles Esquembre, motiva estas líneas. Aficionado al cómic desde niño, acaba de publicar Lorca: un poeta en Nueva York, y no en una editorial cualquiera: en Panini, lo que le supone un trampolín enorme en su prometedora carrera.
Asistí en la FNAC de Alicante a la presentación de este libro primoroso, en la que actuó como anfitrión el también villenero (y colaborador de EPdV) Francisco J. Ortiz. Daba gozo ver al tímido de Carles (casi) soltarse la melena, articulando un discurso repleto de citas, referencias y guiños a tantos hitos de la cultura contemporánea. Yo, que tanto disfruto del contraplano, disfruté durante el par de horas mirando el rostro de sus padres, Carlos Tomás y Raquel Sánchez Picó, asimilando absortos la lección que nos estaba brindando, gratis total, el artista. Por allí andaban también los queridos Raquel Esquembre y Jesús Hernández, el abuelo Carlos, cada vez más joven; o el alcalde Javier Esquembre, rindiendo honores al sobrino.
Vecinos de la calle Mayor desde el día en que vine al mundo, se pierde en la memoria cuándo decidí ser adoptado por la familia Esquembre. Lo que sí recuerdo con nitidez, dada mi propensión desde siempre a ficcionar y fabular, es lo pronto que se me ocurrió cómo lo de estos vecinos daría para una buena serie. Repleta de tramas, subtramas, personajes principales y secundarios tan excelsos que ríete de las que vendrían después a nuestros prime times de cada día. ¿O es que existen personajes que superen el carisma de Marilina Hernández, una de las personas más fascinantes que he conocido? Tras habitar el planeta Esquembre, es difícil volver a la cruda realidad.
