Educación

La Familia Salesiana de Villena celebra el mes de Don Bosco

Don Bosco dejó como legado la Familia Salesiana, que se ha estado preparando durante todo el mes para celebrar la fiesta de su fundador el pasado 31 de enero. Más de 173.000 jóvenes en toda España son atendidos en las diversas obras salesianas gracias a la labor de 944 salesianos, 653 salesianas y unos 12.500 educadores y colaboradores. En Villena, nuestros Salesianos no han parado de realizar eventos y actividades para conmemorar este gran acontecimiento.
Desde el colegio, durante todo el mes se han ido realizando actividades para recordar y hablar sobre Don Bosco; buenos días, asambleas, historias, canciones, talleres, concursos, jornadas deportivas, presentaciones, concurso de relatos… Todo ello para culminar en el día grande, 31 de enero, con un gran día festivo cargado de juegos, cine y celebraciones.

La Asociación de Madres y Padres del centro organizó la “Fiesta de la Comunidad Educativa San Juan Bosco”, el pasado sábado 26, con la gran chocolatada de la mañana y el concurso de dibujo para Primaria, y por la tarde, la ya tradicional cena de gachamigas, realizadas por familias y antiguos alumnos. Por su parte, nuestro Centro Juvenil realizó la “Feria Don Bosco” durante esa tarde, amenizando a todos los niños con juegos y bailes para que disfrutaran de la fiesta. Además, durante el mes la Familia Salesiana también ha podido disfrutar de diferentes eventos programados como las “Jornadas de Pastoral”, realizadas el pasado sábado 19 o el “Triduo a Don Bosco” del 28 al 31 de Enero.

Para finalizar este gran abanico de eventos, la Asociación de Antiguos Alumnos realizó el 3 de febrero la “Fiesta de la Unión” con la realización de la Asamblea General, la imposición de insignias a los nuevos socios y de fidelidad durante la eucaristía y la tradicional comida de la Unión.

Como decía el Papa Francisco, antiguo alumno salesiano, en la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá: “…Pienso por ejemplo en Don Bosco, que no se fue a buscar a los jóvenes a ninguna parte lejana o especial, sino que aprendió a ver todo lo que pasaba en la ciudad con los ojos de Dios y, así, fue golpeado por cientos de niños y jóvenes abandonados sin estudio, sin trabajo y sin la mano amiga de una comunidad. Muchos vivían en la misma ciudad, muchos criticaban a esos jóvenes, pero no sabían mirarlos con los ojos de Dios. Él lo hizo y se animó a dar el primer paso: abrazar la vida como se presenta y, a partir de ahí, no tuvo miedo de dar el segundo: crear con ellos una comunidad, una familia donde con trabajo y estudio se sintieran amados. Darles raíces desde donde sujetarse para que puedan llegar al cielo”.

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