La Fiesta del Caicón. Rituales festivos en la Villena de 1586
Uno de los rasgos característicos de Villena ha sido siempre, desde los tiempos más remotos, su condición de lugar de paso entre la Meseta y el Levante, y entre el Levante y la Alta Andalucía. Esto se observa en la existencia de ferias y mercados desde antiguo. Pero también se evidencia en el paso frecuente de soldados y en el tránsito por nuestras tierras de algunos monarcas, como el paso de Felipe II por Villena en el año 1586.
El rey venía de Aragón, de las Cortes de Monzón convocadas en 1585. En éstas se había reconocido a su heredero, el futuro Felipe III, de tan solo 7 años, que le acompañó en el viaje. Además, durante este itinerario también le acompañó su hija la infanta doña Catalina, a quien casó con el duque de Saboya. Después de un descanso durante el mes de enero y parte de febrero de 1586 en Valencia, la comitiva regia se dirigió a Madrid, donde llegó a principios de marzo (Fernández y Fernández, 1966, 426-427).
El itinerario y las etapas de esta caravana real las conocemos con mucho detalle. Así, sabemos que partieron de Valencia el 17 de febrero de 1568, discurriendo por Catarroja, Algemesí, Alcira, el Monasterio de Santa María de la Murta y el Monasterio de Sant Jeroni de Cotalba (Morel y Rodríguez, 1876, 313-314). El día 26 del mismo mes comieron en Bellús y durmieron en Xàtiva, permaneciendo allí hasta el jueves 27 después de comer. La llegada a La Font de la Figuera se produjo el 28 de febrero por la tarde. Allí pasó noche y, al día siguiente, sábado, después de haber oído misa en la Iglesia Parroquial, salió hacia Almansa, no sin antes adentrarse en el término de Villena (Alonso, 1977, s/p). Posteriormente, de Almansa continuó hacia Chinchilla y Albacete, donde llegaría posiblemente el 3 de marzo (Santamaría, 1983, 163).
Recibimiento en Villena
Simultáneamente a la organización de este viaje, a principios de 1586 el Ayuntamiento de Villena tuvo noticias de Mosén Rubí de Bracamonte Dávila, Gobernador y Justicia Mayor del Marquesado de Villena, de que el rey Felipe II tenía proyectado pasar por nuestro municipio, por lo que se apresuró a preparar lo necesario para celebrar la visita del monarca. Villena deseaba dar al monarca una acogida especial debido a su condición de ser el primer lugar de la Corona de Castilla que volvía a pisar y el primer municipio del Marquesado de Villena.
Algunos de los preparativos realizados por el Consistorio villenense para esta bienvenida fueron los siguientes (Soler, 2006, 305-308; Alonso, 1977 y 1980):
- Confección de una lista de vecinos que pudiesen formar una compañía de 150 arcabuceros para recibir al rey. Para el reclutamiento de la tropa se seleccionaron los más idóneos en el manejo del arcabuz. Se formaron quince escuadras de diez personas cada una, nombrándose como cabo de cada una de ellas a los quince villenenses con más práctica y experiencia. A cada soldado se le entregaron utensilios, armas, un kilo de pólvora y otro de plomo. Al mando de esta compañía se nombró capitán al Alcalde, Doctor Antonio Sempere. Pedro Díaz, Alguacil Mayor, fue designado alférez. Y sargentos, Juan de Torreblanca y Damián Díaz.
- Se compraron, para el uniforme de la tropa, sedas y paños en Alcira; y sombreros del mismo color que los vestidos en Valencia.
- Se compró un tambor nuevo para tal ocasión, y un segundo tambor -que estaba roto-, se reparó con un parche para ese día.
- También se compró tafetán amarillo para confeccionar una bandera y un gallardete, ya que la ciudad no tenía. Este asunto ya ha sido abordado en múltiples trabajos de investigación (Alonso, 1977 y 1980; Martínez, 2010).
- Se hizo un llamamiento entre la población para que acudieran a este recibimiento el mayor número de villenenses posibles, ataviados con sus mejores ropas. Es digno de reseñar la severidad del protocolo de este acto organizado por el Ayuntamiento.
- Finalmente, se prepararon 35 carros para el servicio del rey, con todo tipo de víveres.
Además, también se formó una intendencia para atender las necesidades de los vecinos que se sumaron a esta expedición. En Alicante se compraron 2.725 kilos de pescado cecial, 3.000 sardinas y una bota de atún de ijada. En Villena se recogieron gallinas, huevos, hortalizas de varias clases y 64 fanegas de trigo del almudí, con las que se hizo pan.
De esta forma es como se movilizó el Consistorio y la población local para la realización de un acto festivo de demostración de contento por el paso de Su Majestad por Villena y recibimiento de su entrada al Marquesado.
Al encuentro de un rey
La noticia de cuándo se produciría dicho acto llegó el 23 de febrero de 1586 de manos de Francisco Martínez de Olivencia, vecino de Villena venido de Almansa, quien comunicó al Ayuntamiento la orden del Gobernador del Marquesado de que el viernes, a las 10 horas, la expedición se encontrase con él en los Alhorines, cerca de la Sierra el Rocín, en el lugar llamado El Alcaizón, llevando consigo mantenimiento para tres días (Alonso, 1977, s/p). Gracias a este pequeño texto hoy sabemos que el lugar donde estaba prevista la entrada de Felipe II en Villena, y donde se realizaría el recibimiento organizado, es en el paraje del Caicón, situado en el Valle de los Alhorines. Allí se conserva un pozo, que actúa de mojón que delimita los municipios de Villena y La Font de la Figuera (García, 2006, 135-138). Este lugar aparece ya mencionado en la Relación de Villena de 1575, en la pregunta número 17: y desde Villena al Mojón Blanco a do par(te) termino Villena con la villa de Almansa, tiene tres leguas de termino; y a la parte del norte, a do par(te) termino con la villa de la Fuente de la Higuera e villa de Almansa, que es al mojón del Caycon, tiene tres leguas de termino (Soler, 1974, 25).
A continuación, cito literalmente el párrafo de Alonso Gotor (1977, s/p) por el que se recrea la salida de la marcha desde Villena hasta este histórico lugar:
Aquel viernes, 28 de febrero, temprano, salían los villenenses por la Puerta de Almansa formando una larga columna, que tenía delante de sí un camino de cerca de dos horas, bajo el mando del capitán Sempere. Dos tambores, uno recién estrenado y otro arreglado con un parche para ese día, eran redoblados durante la marcha. Allá delante el gallardete asomaba enhiesto por encima de las cabezas. Detrás avanzaban los apuestos soldados villenenses con su arcabuz a punto de revista. Seguía el alférez a caballo, enarbolando la bandera amarilla de Villena; y tras él, los Alcaldes, Regidores, Alguacil y Jurados.
A continuación eran conducidos 35 carros para el servicio del Rey; y después, cabalgando unos y sobre cherriones otros, seguían numerosos villenenses, hombres y mujeres, ataviados con sus mejores ropas, risueños y festivos.
Embrión de la soldadesca
Una vez llegados al destino, fue el propio viernes 28 de febrero cuando se produjo el encuentro en el Pozo del Caicón de los villenenses con el Gobernador del Marquesado. Ese día el rey se encontraba en ruta entre Xàtiva y La Font de la Figuera, donde llegó por la tarde y pernoctó. Fue el día posterior, 1 de marzo de 1586, cuando Felipe II se adentró por este histórico paraje del Caicón en las tierras del Marquesado y en el Reino de Castilla, realizándose entonces este recibimiento festivo. Esta celebración pudo seguir el ritual que se hacía con frecuencia durante las fiestas patronales. Por ello me planteo que los preparativos y el ceremonial podrían entenderse como el embrión de lo que posteriormente fue la soldadesca que, asimismo, forma parte del origen de nuestras actuales fiestas de Moros y Cristianos.
Por último, no quiero finalizar este artículo sin agradecer al Ajuntament de La Font de la Figuera por la reciente restauración y recuperación del Pozo del Caicón, con motivo del 700 Aniversari de la Carta de Poblament de dicho municipio valenciano.
Según el artículo 26.1.e del capítulo III de la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano, se puede definir un Sitio Histórico como un lugar vinculado a acontecimientos del pasado, tradiciones populares o creaciones culturales de valor histórico, etnológico o antropológico.
Por ello, el paraje del Pozo del Caicón, situado en la divisoria municipal entre Villena y La Font de la Figuera merece sobradamente este reconocimiento. Esperemos que algún día tengamos un Plan General de Ordenación Urbana como merecemos y podamos recuperar este tipo de enclaves históricos.
Jesús García Guardiola
BIBLIOGRAFÍA
Alonso Gotor, Faustino:
- (1977): Villena en los viajes de Felipe II y Carlos III. Revista Anual Villena, nº 27. M.I. Ayuntamiento de Villena.
- (1980): La bandera de Villena. Revista Anual Villena nº 30. M.I. Ayuntamiento de Villena.
Domene Verdú, José Fernando (1996): El origen de la arcabucería y del ruedo de banderas en las fiestas de Villena. Revista Anual Día Cuatro Que Fuera, pp. 208-210. Junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos de Villena. Villena.
Fernández y Fernández de Retana, Luis (1966): España en tiempo de Felipe II. Historia de España, dirigida por Menéndez Pidal, tomo XIX, vol. II. Espasa - Calpe. Madrid.
García Guardiola, Jesús (2006): Arqueología, patrimonio y paisaje: el Valle de los Alhorines (Villena, Alicante). Vestigium nº 2. Monografías del Museo Arqueológico de Villena. M.I. Ayuntamiento de Villena.
Martínez Tomás, Amado-Juan (2010): La bandera de Villena. Origen, historia, enmarque vexilológico y posible controversia. Ganador 8º Premio de Ensayo e Investigación Faustino Alonso Gotor. Comparsa de Estudiantes. Villena.
Morel Fatio, Alfredo; Rodríguez Villa, Antonio (1876): Relación del viaje hecho por Felipe II en 1585, a Zaragoza, Barcelona y Valencia. Escrita por Henrique Cock, notario apostólico y archero de la Guardia del Cuerpo Real Madrid.
Santamaría Conde, Alfonso (1983): El paso de Felipe II por Albacete en 1586. Al - Basit. Revista de Estudios Albacetenses nº 12, pp. 149-167. Centro de Estudios de Castilla - La Mancha.
Soler García, José María:
- (1974): La Relación de Villena de 1575. Instituto de Estudios Alicantinos. Serie I. Diputación Provincial de Alicante. Alicante.
- (2006): Historia de Villena. Desde la Prehistoria hasta el siglo XVIII. Fundación José María Soler. Villena.