Sociedad

La Fundación Ntra. Sra. de las Virtudes, en manos de Ruralcaja al no poder hacer frente a su hipoteca

La crisis económica que está sufriendo toda la sociedad española también ha hecho mella en la Fundación Nuestra Señora María de las Virtudes. Esta entidad sin ánimo de lucro, creada en los años 90 con un carácter sociocultural y religioso, no puede pagar el préstamo hipotecario que solicitó para construir su sede en la pedanía de Las Virtudes, con lo que se enfrenta a un posible embargo del inmueble por parte de la caja de ahorros.
Tal y como recordaba Francisco Ferri, tesorero de la Fundación, cuando en 2001 se inauguró su sede, quedó a deber una importante suma de dinero del préstamo solicitado por los patronos que la pusieron en marcha. Entonces el patronato de la Fundación pidieron la colaboración de los villenenses para pagar esta deuda, “aunque la campaña no dio resultados y los patronos estuvimos dos años haciendo frente a la hipoteca, pero las cosas no fueron bien y ya no pudimos hacerle frente”, explicaba el tesorero.

Tampoco funcionó el plan de urbanizar unos terrenos anexos a la Fundación, “con cuya plusvalía se hubiera pagado el 80% del préstamo”, según Ferri. Y es que, aunque en 2009 se inició la recalificación del suelo para construir 72 viviendas –en una superficie de 46.000 metros cuadrados–, la situación económica empeoró y quienes pretendían quedarse pequeñas parcelas se echaron atrás, quedando la urbanización paralizada.

A partir de ahí la Fundación ya no pudo hacer frente a su hipoteca y quedó a expensas de que Ruralcaja decidiese quedarse con el edificio. El patronato propuso a la entidad financiera que lo destinase a sede de su obra social, aunque la Fundación Ntra. Sra. de las Virtudes se ofrecía a ocuparse del mantenimiento del mismo –en lugar de dejarlo cerrado y que se echase a perder– y seguir con la labor social, estando a disposición de Ruralcaja.

La Fundación tiene un contrato con dos academias de formación para que hagan uso de las instalaciones y que la entidad reciba una mayor aportación económica. “No obstante, también a este tipo de instituciones le ha llegado la crisis, así que les está costando mucho cobrar las subvenciones que deben recibir, y al mismo tiempo que salgan nuevos cursos para desarrollarlos aquí”, indicaba Antonio Soler, presidente del patronato. Por eso la actividad de la Fundación ha ido disminuyendo en este tiempo.

Pero tras casi dos años y distintas reuniones, desde la caja de ahorros no se han pronunciado al respecto. “Y mientras no se encuentre una solución por parte nuestra o de otras autoridades –se le ha ofrecido el edificio al Obispado y al Ayuntamiento– o Ruralcaja no tome una decisión, todo sigue igual y la Fundación continúa en marcha”, comentaba Ferri. “Nosotros seguimos con la ilusión de seguir realizando actividades, que este centro mantenga su función social y de formación y siga adelante”, concluía.

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