Opinión

La gola aprieta pero no ahoga

Ya estamos en verano: tiempo de nísperos y albaricoques; de insolaciones y diarreas; de caracoles y habas; de “impetines” y after sun. Ya estamos en verano, y ha llegado la hora de la verdad: el Día “D”. Ha llegado el momento de quitarse la camiseta y mostrarse ante el mundo sin adornos ni tapujos. Ha llegado el doloroso momento de lucir palmito y tener que exhibir nuestras carnes en público, a la orilla del mar, al borde de la piscina o encima de un trampolín. Ahora se sabrá que no hemos hecho ningún esfuerzo durante el año; que no hemos tomado leche desnatada ni pan integral; que no hemos ido andando a la Virgen ni un solo domingo. Ahora se sabrá que no hemos cenado hervido, y la gente nos preguntará si es que acaso pertenecemos a una de esas filas o escuadras de piratas que se encargan de abrir bloque, esos que llevan la camisa negra, y que más que una escuadra de festeros parecen una colección de “Barriguitas”.
Porque, como bien dice el refrán, el que siembra vientos recoge tempestades; de lo cual se deduce que el que ha estado almorzando todo el año con los amigos de la comparsa a base de gachamigas, fritos y patatas al montón, recogerá michelines y colesterol. Y es que yo siempre he sido de los que piensa que los refranes constituyen un gran tesoro de la cultura tradicional, y que en sus frases breves y sentenciosas se encierra buena parte de la sabiduría popular. He aquí algunos de mis preferidos: “Dime con quien desfilas y te diré de qué comparsa eres”,”No por mucho madrugar abren las churrerías más temprano”, “Más vale pájaro en mano que ciento desfilando”, “El que no llora en la diana no mama Cantueso”, “Aunque el almogávar se vista de seda almogávar se queda”, “Nunca te acostarás sin saber nada nuevo y sin una zafa al lado”, “El día diez en la cama estés”, “Afortunado en el truque desafortunado en la Ponderosa”, “La gola aprieta pero no ahoga”, “No es moro todo lo que reluce”, “Por la caspa muere el fez”, “El dinero no da la felicidad pero ayuda a pagar la cuota y la derrama”, “No hay Cabalgata que cien años dure”, “Maseros somos y en la Losilla nos encontraremos”, “El que fue a Bulilla perdió su perilla”, “Hombre prevenido vale por dos y puede salir solo en la Ofrenda”, “Hay más festeros que longanizas, por eso hay que darse prisa para ir a almorzar”…

Ya estamos en verano; ya llegó el solsticio, la noche más larga, y este año, para darle la bienvenida al calor, desde la concejalía de Ferias y Turismo se ha organizado el Mercadillo de Magia. Un evento que contará, entre otras, con la participación estelar del prestigioso ilusionista David Copperfield, el cual, en una actuación sin precedentes, intentará hacer desaparecer el Castillo de la Atalaya y todas las pintadas de la calle Sancho Medina. No obstante, desde los sectores más recalcitrantes e integristas de la Fiesta ya se han lanzado duros ataques a este arriesgado y complicado número de magia, ya que se teme que el truco de Copperfield pueda fallar. Sería terrible, ha manifestado uno de los portavoces, que a poco más de dos meses para el inicio de nuestras fiestas el castillo desapareciera. Evidentemente, si el truco falla y Villena se queda sin su Atalaya, habría que volver a realizar las embajadas en aquel diminuto castillo portátil que hace ya unos cuantos años se colocaba en la Plaza de Santiago.

Durante la celebración del mercadillo, aquellos que lo deseen podrán ver su futuro reflejado en un casco de berebere y tendrán la posibilidad de que un adivino les eche las cartas del truque y les interprete los callos de las manos, los sabañones de las orejas y las bambollas de los pies.

Paralelamente a este mercadillo, y estando muy relacionado con el tema, también se llevará a cabo, en el mismo lugar, la primera “Feria de curanderismo y sanación a base de pastillas juanolas del valle del Vinalopó”. En sus distintos puestos y casetas, los visitantes podrán quitarse el moquillo y el mal de ojo; podrán ser sometidos a la prueba del aceite y curarse toda clase de recalcones y empachos con descuentos de hasta un 40% en el pago de la voluntad. Además, todas aquellas personas que acudan a la Feria serán obsequiadas con un práctico pañuelo para medir el estómago: un complemento también ideal para asistir a cualquier romería o para ser sacado en la corrida de toros del día 7 para pedir las orejas, el rabo y la reconstrucción. Quienes lo deseen, podrán presentarse y optar también a una plaza de celador en casa de la Juanita. Que ustedes lo pasen bien.

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