La ilustración
Abandonad toda esperanza, salmo 411º
Así, en minúscula. Porque hablar de la Ilustración con mayúscula implica hablar de Historia con mayúscula, y ese es uno de los temas para los que soy un auténtico negado, como lo soy para conducir, nadar, pelar fruta... o, precisamente, dibujar. No obstante, y aunque se trate de un manual práctico y yo no tenga la menor intención de aprender nada al respecto, he leído con sumo interés el libro de Terry Moore Cómo dibujar. He admirado a su autor desde que disfruté de Strangers in Paradise, una magnífica novela (gráfica) río de esas que, como Maus o Persépolis, y aunque juegue en una liga muy distinta a estas (más intimista y de andar por casa), funcionan a la perfección como cómics que sirven para introducir a lectores profanos en el medio; después he disfrutado también de otras obras suyas como Echo y Rachel Rising, y todavía me sigue maravillando la expresividad que logra en las figuras y los rostros de sus protagonistas (sobre todo los femeninos). Un libro espléndido, pues, para aquellos que dibujan tebeos o aspiran a hacerlo.
Quien no necesita a estas alturas de manual alguno es Pablo Auladell, artista alicantino que reparte su tiempo entre el álbum ilustrado (como el reciente La feria abandonada), el cómic (ojo a lo que anda preparando, que les adelanto huele a Premio Nacional desde ya) y la narrativa ilustrada, campo al que pertenece la última (y soberbia) edición de La leyenda del santo bebedor de Joseph Roth; una fábula ambientada en el París bohemio de los años treinta del siglo pasado en la que su autor deja ver una mirada amable al mundo de los clochards condicionada por su reciente conversión al catolicismo. Los enemigos de la literatura ilustrada aducen que los dibujos limitan la imaginación de los lectores, pero lo mismo sucede con el cine, y no pasa absolutamente nada porque para un servidor el rostro de Andreas, protagonista de esta historia, fuera hasta el momento el del actor Rutger Hauer, que protagonizó la adaptación dirigida por Ermanno Olmi en 1988. A partir de ahora, Andreas tiene el rostro que en la prosa de Roth creyó ver Pablo Auladell. Y sigue sin pasar nada, se lo aseguro; todo lo contrario.
Otra obra para deleitar la vista es La Gran Guerra, el panorama ilustrado de más de siete metros de largo que muestra la versión que del 1 de julio de 1916, primer día de la Batalla del Somne (a decir de los expertos, la más cruenta de la Primera Guerra Mundial), ha realizado Joe Sacco: el periodista del cómic por antonomasia ofrece aquí un tour de force inspirado en los tapices medievales, que se observa con asombro y se disfruta aún más atendiendo al ensayo del historiador Adam Hochschild y sobre todo los comentarios del propio dibujante explicando aquello que refleja su obra. Les aviso de que, aunque puede verse por partes, si quieren contemplarlo en un solo vistazo y si no disponen de un salón verdaderamente grande, tendrán que llevárselo al pasillo.
Para finalizar con las recomendaciones de hoy, quiero hacer notar que acaba de publicarse el ensayo de Raúl Eguizábal El cartel en España: lógica y convenientemente ilustrado, este libro repasa dos siglos de la historia de este arte urbano, considerado "la aristocracia de la publicidad", en nuestro país. La labor de autores como Ramón Casas, Antoni Clavé, Penagos, Renau o Rusiñol, más allá de la nostalgia, sobrevivirá al paso del tiempo gracias a estudios como el presente. Una delicia de libro, en definitiva, como lo son todos los que hoy les recomiendo.
Cómo dibujar, La leyenda del santo bebedor, La Gran Guerra y El cartel en España están editados por Norma, Libros del Zorro Rojo, Reservoir Books y Cátedra respectivamente.