Estación de Cercanías

La involución de la especie

Señora Goodall: Me habría gustado mucho poder conocerla, aun desde la lejanía del anonimato de una ciudadana de a pie y lo intenté, pero en este pueblo mío del todo al revés, en el cual se recibe en el despacho de Alcaldía a “Fofito” y en medio del monte sin ni tan siquiera una rúbrica de honor testigo de su presencia en Villena, a una mujer intelectualmente adelantada a su tiempo, ejemplo para muchas, científica reconocida por un premio Príncipe de Asturias y Doctora Honoris Causa, no fue posible.
Y no lo fue porque blindaron su visita a cal y canto, con restricción de credenciales, y comprobaciones de identidades. Confié señora, antes de caer en la facilidad del enojo y en lo incómodo de la vergüenza ajena, en su capacidad para el entendimiento del ser humano, pues usted, que ha dedicado su vida al estudio de nuestro antepasados más primitivos, que ha dedicado su esfuerzo a entender sus gestos, sus sonidos, sus formas de aparearse y sus costumbres, habrá sabido explicarse la desviación de este comportamiento tan alejado del trato que deberían de haberle ofrecido, de algunas ausencias improcedentes y la desastrosa gestión protocolaria.

Y por suerte para todos, incluidos los detractores de este proyecto, esta creencia en usted fue recompensada al día siguiente, pues resultó ser la señora que aparenta en las imágenes y obviando lo banal y las torpezas humanas fue altavoz que pregonó en la Universidad de Alicante el nombre de Villena y su proyecto, agradeciendo, como solo una persona de su altura puede hacerlo, los esfuerzos personales que han hecho posible que Primadomus sea casi una realidad. Apostaría, aun a pesar de no ser persona de estas acciones, que usted conocía de antemano las mentiras apocalípticas vertidas sobre esta organización y su trabajo, que era consciente de la calumnia que se desparramó sobre la ciudadanía cuando la Fundación AAP mostró su interés por Villena como posible candidato a acoger este santuario de primates, y que llovieron sobre nosotros sapos y culebras ponzoñosas y malignas que, cual plaga, presagiaban los peores augurios de enfermedades y contagios para la población humana, y que de nada sirvió la visita de cortesía que se organizó a su instalación matriz, pues la que ahora le daba su mano, le reía sus comentarios, le regalaba los brazaletes y incluso quiso que la Reina Sofía visitase estas instalaciones, prometió desmantelar su implantación una vez llegada al poder, pues 2.000 alegaciones de vecinos de la zona eran 2.000 votos a captar a toda costa, siendo ahora 2.000 vecinos pasmados ante este cambio de actitud que vuelve a poner en relieve lo efímero de las ofrendas electorales a un dios de mantequilla que apenas dura hasta la salida del sol, así como lo todavía más endeble de la catadura política de algunos y algunas, que con total frescura, sin resquicio de rubor, ahora cantan alabanzas donde entonaron réquiem y muestran la involución natural de la raza humana que, en estado puro, se da ante factores interesados llegado el momento.

Pero usted, señora, habrá sabido mejor que nadie, pues su extensa experiencia le precede, entender esta conducta, y seguramente señora Goodall, a base de años de estudio y observación de la especie, habrá sabido dotar de explicaciones científicas y tecnicismos a estas acciones que para aquellos que no nos codeamos con tanta sabiduría nos quedan algunas tallas grandes, y que llamamos falacia a este viraje que ha dejado pasar de largo el respeto por las personas y la palabra.

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