La jauría humana
Abandonad toda esperanza, salmo 5º
Algunas películas ejercen de catarsis para el espectador. Por ello, y aunque según nos han educado debemos mantenernos alejados de la violencia, es éste un elemento que refulge en cintas que se han convertido -aunque nos duela el admitirlo- en éxitos de taquilla precisamente por mostrar reacciones humanas reprobables pero que todos entendemos como lógicas, humanamente hablando. En ello radica el éxito de Charles Bronson en los 70, el primer Schwarzenegger en los 80 o Steven Seagal en los 90.
David Cronenberg siempre ha transitado por los caminos más inquietantes de la psique humana, ya fuese en sus primeras películas, más fantásticas, como la alucinada Videodrome o La mosca (su cinta más conocida hasta la fecha); o en producciones más recientes, entre las que destacarían Inseparables, obra maestra incontestable donde Jeremy Irons interpretaba a dos ginecólogos gemelos, o Crash, según la novela de J. G. Ballard, en la que la excitación sexual y los accidentes automovilísticos iban morbosamente cogidos de la mano.
Ahora nos llega, después de recoger elogios en Cannes y Sitges, Una historia de violencia, que viene a demostrar lo que decía Hobbes: que el hombre es un lobo para el hombre. A un pequeño pueblecito, donde en la calle la gente se saluda por su nombre, llegan dos individuos que parecen huir de la ley. En un intento de robo en una cafetería se encontrarán con la inesperada resistencia del propietario, que les plantará cara... y se convertirá en un héroe público de la noche a la mañana. Los quince minutos de fama a los que todos, según Andy Warhol, tenemos derecho, no serán más que el inicio de su peor pesadilla.
Aunque a simple vista la cinta -protagonizada por Viggo Mortensen, y donde también destacan Maria Bello y Ed Harris, todos simplemente impecables- pueda descolocar a los seguidores más fieles de su autor, una vez reflexionemos sobre el sentido de sus imágenes descubriremos que el cineasta canadiense sigue fiel a las preocupaciones filosóficas que pueblan su obra, y que la cinta se erige en una ambigua e inquietante reflexión sobre la identidad humana y las acciones que nos definen.
La película, por cierto, se basa en un cómic considerado como un cruce entre el Mario Puzo de El Padrino y las pinturas de Norman Rockwell; y efectivamente bastante hay de Rockwell en la idílica representación de la familia media, a partir de la cual Cronenberg disecciona la sociedad actual mostrando cómo, mal que nos pese, un episodio de violencia es muchas veces la única respuesta posible. Y al final, sólo nos queda la capacidad de poder perdonar.
Una historia de violencia se acaba de estrenar en los cines; Una historia violenta de John Wagner y Vince Locke está editada por Astiberri (2005).