Opinión

La Junta Central de Fiestas pretende modificar, una vez más, los estatutos de la Federación

Como cada vez que a algún festero de pro se le enciende la bombilla, y pretende mejorar las fiestas Patronales –porque estos festeros son la esencia de la fiesta, los listos, los inteligentes, los más altos, los más rubios y los que tienen los ojos más azules–, en los últimos días han protagonizado un capítulo más del desatino que cada tres años sucede por la Junta Central de Fiestas, rodando un nuevo capítulo de esa serie que bien podría tomar como título la última columna de Aureliano Buendía: “Entre todos la mataron… y ella sola se murió”.
La semana pasada los miembros de la comisión encargada de reformar los estatutos de la Junta Central de Fiestas, entregaron sus conclusiones, magníficas conclusiones que, de nuevo, ponen de manifiesto el afán de protagonismo de algunas personas que se creen algo en la fiesta. Los representantes de las comparsas de Labradores, Bereberes, Andaluces, Estudiantes, Nazaríes y Moros Viejos han decidido presentar a votación la reforma de tres puntos de los estatutos, aquellos en los que se trata la figura de los delegados del Ayuntamiento y Junta de la Virgen, que hasta ahora han tenido voz y voto en las reuniones de la Junta Central.

La reforma de estos artículos supondría quitar a los delegados de Ayuntamiento y Junta de la Virgen el derecho a voto en cualquier decisión tomada en las asambleas de la Junta Central. En un principio esta propuesta no ha sido bien vista ni por muchos de los integrantes de esta comisión, ni por el resto de comparsas que componen la Federación Junta Central de Fiestas… resultando lo más curioso de todo que algunas de las personas que ahora lanzan esta propuesta abandonan este mismo año la Junta Central por la finalización del periodo reglamentario de sus cargos en sus respectivas comparsas.

Todavía sin ahondar en esta cuestión, hemos podido contrastar el estado de ánimo, ante esta solicitud, de algunos socios de estas comparsas, y lo más escuchado ha sido “¿Otra vez?, ¡Siempre son los mismos! ¡Si quieres conocer a fulanico dale un carguico! ¡Qué raro que no hayan pedido, otra vez, quitar a la Virgen!”.

Quedan 8 comparsas para poner algo de cordura en esta “sinrazón” y que todo vuelva a la normalidad, pues desde aquella propuesta de quitar los actos religiosos del programa de actos de las fiestas, los enfrentamientos con el ayuntamiento por el pasacalles y la SGAE y que las fiestas no son de interés turístico, y nos enteramos al cabo de 100 años, somos el hazmerreír del mundo, festero o no.

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