Querían que la obra fuera de humor (dijeron desde el Consejo de Igualdad), pero en esta ocasión el error fue mayúsculo: La maleta de los nervios no estuvo ni mucho menos a la altura de lo que la ocasión merecía. El humor que desgranaron sus interpretes, se basó en la chabacanería, empleando altas dosis de estereotipos xenófobos y homófobos, e hizo apología y maltrato infantil y burla y menosprecio de la discapacidad intelectual.
Podrían haber desmontado los estereotipos al final, pero no lo hicieron y quienes no se plantean nada se quedaron sólo con la risa fácil del momento. Sólo una cosa a favor de Las Chirigóticas: Cantaban bien, pero esto no fue suficiente para contrarrestar el deplorable contenido de sus monólogos y diálogos.
Nos consta que las intenciones del Consejo de Igualdad eran buenas: nada mejor que hacer pasar un buen rato a la concurrencia. Pero no todo vale (o debería valer) para hacer reír, sobre todo, no se puede exaltar la violencia hacia la infancia cuando estamos luchando por erradicarla de la sociedad. No se puede recurrir al chiste fácil estereotipado cuando estamos empeñadas en que los estereotipos deben desaparecer tal como rezaba el lema del cartel de este año en el Día Internacional de la Mujer
