La música judía, el New Age y el jazz llegan al Teatro Chapí con Kroke
El teatro Chapí será el escenario del concierto de Kroke, uno de los principales grupos representantes de la música Klezmer actual y que han alcanzado gran popularidad gracias a sus actuaciones en los festivales más importantes de Europa, como el Womad de Las Palmas y el Reading, así como en numerosos encuentros de música judía, compartiendo escenario con artistas de la talla de Van Morrison, Ravi Shankar, Klezmatics o Natacha Atlas. Entre sus admiradores se cuentan actores como Ben Kingsley o Kate Capshaw, y directores como Steven Spielberg.
Kroke significa Cracovia en yiddish. El grupo está fuertemente ligado a Kazimierz, una antigua ciudad judía autónoma hasta el siglo XIX y que luego se convirtió en un barrio judío de Cracovia. Hasta 1939 Cracovia y especialmente Kazimierz fueron uno de los centros más importantes de la vida cultural judía en Europa.
El grupo se forma en 1992, cuando tres viejos amigos y estudiantes de la Academia de Música de Cracovia deciden fundar un grupo cuya música se inspirase en la tradición klezmer, vocablo que se compone de dos palabras hebreas: kley (instrumento) y zemer (cantar, interpretar música). Pero, sobre todo, klezmer es la música tradicional instrumental que interpretan los judíos de los países del Este que utilizan como lengua el yiddish. Ninguna boda o celebración puede entenderse sin la música klezmer, que atravesó los patios de los pueblos, las casas del campo y los palacios de los nobles judíos, para interpretarse en cualquier otro lugar. Durante mucho tiempo, la música klezmer se ha ido enriqueciendo con otros sonidos y ritmos, hasta convertirse en un legado sonoro de una gran riqueza. El klezmer describe las alegrías y las tristezas de la vida judía, algo que también hace el grupo Kroke, respetando la tradición y llevándola siempre un paso más allá. Las actuaciones de Kroke tienen siempre una magia especial, y de ellos se ha llegado a decir que "si Dios los escuchara, se sentiría orgulloso y contento. Estos chicos están llevando a cabo una importante misión con su música".
Aunque la "etiqueta" klezmer pueda indicar una cierta dirección, la música de Kroke no está necesariamente vinculada a ninguno de los estilos que hoy se relacionan con este concepto. Partiendo de material tradicional como base sobre la que construir sus propios arreglos e improvisaciones, explotando su experiencia anterior y transmitiendo la profundidad de los sentimientos y la naturaleza del hombre, Kroke crea una música nueva y única así como un sonido nunca escuchado hasta ahora en la tradición judía. Haciendo uso de su profundo conocimiento de la música clásica, jazz, New age y música gitana crean un sonido inusual: único, definitivamente del "Este" y maravillosamente exótico. Sólo tienes que absorber su música con toda tu alma y dejarte llevar.
Cada uno de los tres componentes del grupo es un auténtico virtuoso de su instrumento: Tomasz Kukurba usa todo el espectro posible de la viola y el violín, Jerzy Bawol pasa con su acordeón de la meditación introspectiva a los más festivos fuegos artificiales, y Tomasz Lato consigue crear las más sutiles tonalidades con su contrabajo. Tras la intensa actividad en directo que le ha llevado por toda Europa desde los comienzos de su carrera, el trío ha querido agradecer el apoyo de sus seguidores con un disco en formato de cuarteto "en directo y en casa'", que recoge los dos conciertos que dieron en los estudios de Radio Cracovia el 9 y 10 de octubre de 2003 ante un gran número de seguidores y amigos. Para la ocasión, al igual que para este concierto en el Teatro Chapí, la banda invitó a Tomasz Grochot a la batería y las percusiones.
Sobre Kroke
Es demoledor, en esta época de música de plástico, músicos huecos y periodistas que se quedan cerca de cajeros automáticos porque han visto que hay una cámara, KROKE sale al escenario en cualquier parte de Europa y ofrece una sublime mezcla de creatividad, arte, artesanía y carisma escénico. Es tan demoledor que cuando empiezan a tocar te ves aplastado contra la pared como si fueses un sello y ahí permaneces dos horas, sello aplastado contra la pared de nuestras limitaciones a la hora de asimilar el caudal de creatividad. Y te dices no es posible, mientras sientes que está siendo. Y te vuelves a decir ya no quedaba de esto, mientras los polacos despliegan ante ti el cóctel que los hace grandes, creativos, sencillos como E=Mc2, mientras Stanley, que eres tú, encuentra al perdido Livingston, que es la música.
La gran reserva de creatividad europea se ha desplazado hacia el este, Hungría, Polonia, Macedonia, Rumania, Grecia, Turquía. Un violinista, para ser bueno, tiene que competir con otros 20.000 violinistas. No han perdido el fundamental concepto de que sin tocar como virtuosos lo demás no es posible. Y sobre esa plataforma elaboran todo lo demás. Cuando ese virtuosismo se pone al servicio de una energía creativa exuberante, surgen grupos como Kroke. Ritmos que son pulsaciones, guiños a una cierta manera de entender la improvisación, líneas melódicas que harían llorar de emoción a Goya y a Beethoven, por poner ejemplos de genio malhumorado Pero conquistado. Utilizando con economía ejemplar la tecnología más avanzada, estos cuatro músicos de Cracovia ocupan el escenario como si fuesen doce o catorce. Si explotan rítmicamente, te darás cuenta cuando empiecen a dolerte las manos (¿Estaba aplaudiendo?) y si deciden cantar, recordarás el estremecimiento que te producía escuchar los vinilos de Pink Floyd de tu hermano mayor. Seria muy increíble lo que estoy contando Si no fuese porque aun hay más. Kroke es un grupo en el que hay un músico que escapa a cualquier calificativo. Habrá que inventarse nuevos adjetivos para hablar de Tomasz Kukurba. Tiene firmado un pacto con los dioses. Cuando empieza a tocar, su cuerpo parece una marioneta de guiñol, agitado por una posesión que obligatoriamente le hace moverse espásticamente. Parece decirte fijaos cómo me esta destrozando la música y que entero acabo. Kukurba es un rayo láser que inmediatamente toma posesión del escenario y establece contacto con tu yo más intimo. Te puede matar de diez formas distintas, depende de la noche, porque claro, hay que decirlo sencillamente, sin levantar la voz, sin alterarse mucho. Nunca repiten el mismo concierto. Nunca.
Yo les he visto ocho veces y cada uno era el primero. Y el siguiente, el primero. Que disfrutéis, pero ya os anticipo que vais a tener un problema: Vais a empezar a buscar como locos dónde les podéis ver otra vez.
Ramón Trecet. Octubre de 2005
La cita es: 12 DE NOVIEMBRE DE 2005
Hora: 2200 horas
Duración: 1 hora y 15 minutos sin descanso
Precios: De 8 a 12
Lugar: TEATRO CHAPÍ de Villena