La música y los «fuegos» del día 4, preámbulo de un magnífico 5 de septiembre (Crónica de las Fiestas de Moros y Cristianos II)
La llegada del Día 4 daba paso al concierto que la Banda Municipal de Música ofrecía, a las 7 de la tarde, en el Teatro Chapí. Después, se celebraban cenas de confraternidad en las diferentes comparsas y locales de escuadras, grupos de amigos y peñas, a cuyo término empezaban verbenas organizadas por toda la geografía local. Y sobre la 1 de la madrugada, se disparaban los esperados fuegos artificiales que anunciaron la llegada del día 5 de septiembre.
Día 5: Y comienzan oficialmente las Fiestas
Un sueño hecho realidad llenó la mente de todos los festeros de Villena cuando despertaron, era el Día 5. Cargos oficiales y directivos aceleraban los preparativos para recibir a las bandas de música oficiales e instalarles en las dependencias habilitadas para ellos en las sedes sociales de cada comparsa.
A las 8,30 de la mañana comenzaron los actos de culto a la Patrona con la Santa Misa, a las 12 del mediodía, desde el balcón del Ayuntamiento, el célebre pastelero Francisco Torreblanca leía el pregón, un pregón que llegó al corazón de todos los ciudadanos por su emotividad. En él Torreblanca hizo un repaso a sus vivencias, desde niño, en Villena sin dejar aparte a cada una de las comparsas de las que hizo especial mención.
El Presidente de la Diputación, José Joaquín Ripoll, junto a varios diputados provinciales, acompañó al pregonero, desplazándose después a la tribuna de autoridades para presenciar la Fiesta del Pasodoble, donde todas las asociaciones festeras desfilaron representadas por sus capitanes, alféreces y madrinas de cada una de ellas. El acto estuvo precedido por la Banda Municipal de Música y cerrado por la Sociedad Musical Ruperto Chapí de Villena.
A las 4 de la tarde dio comienzo la Entrada. Nadie quiso perderse el paso de la Banda Municipal de Música interpretando el pasodoble La Entrada. La emoción invadió todo el recorrido e innumerables lágrimas llenaron los ojos de los presentes al ver pasar la Banda.
Poco después los Estandartes anunciaban la llegada de las huestes otomanas encabezadas por el Boato del Embajador Moro (que estuvo acompañado por escuadras moras procedentes de Biar, Onil, Caudete y otras poblaciones vecinas) y la comparsa de Moros Viejos.
Impresionante, un año más, la puesta en escena de 12.000 festeros y 3.000 músicos que desfilaron impecablemente, dando todo un ejemplo de organización como solamente se puede ver en las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena. Cabos, festeros, escuadras especiales, carrozas y músicos demostraron el porqué las fiestas de Villena son el mejor exponente nacional de Moros y Cristianos.
La cena de protocolo, organizada por la Junta Central de Fiestas en el patio de la Casa del Festero, dio paso a las verbenas de cada una de las comparsas, dando por concluidos los actos programados para el día grande de las fiestas patronales.