Fiestas

La Niña Bonita ya es Estudiante

Ya han pasado 15 años desde que las mujeres de la Comparsa de Estudiantes encontraran su sitio tras una decisión a la que costó llegar. Hacer partícipe a las féminas contribuye a enriquecer la otra mitad del espíritu festero complementando así nuestras Fiestas. Tener voz y voto todas las personas que componen y disfrutan de la fiesta, no nos confundamos, es lo justo. Mucho se ha hablado de la mujer en la fiesta o fuera de ella. Hoy por hoy, su integración ya es un hecho consumado. Y aunque éste no es mi cometido, lo que les voy a proponer está directamente relacionado.
Ya han pasado 15 años desde que se bocetara el traje oficial femenino y se presentara a las socias; las mujeres estudiantes salieron desfilando por primera vez, como socio activo, en el año 1993. Desde entonces hasta ahora ha habido cambios; no solo en la idiosincrasia de esta comparsa sino a nivel general. Sin embargo, todavía quedan ciertas añoranzas en los corazones bicolores.

Me gustaría hablar del traje femenino. En sus inicios, la pluma era gris degradada hacia el blanco, los guantes también eran grises. Personalmente a mí me gusta el traje, mas no puedo obviar que se podrían mejorar ciertos complementos como la capa. La cantidad de tela que la compone la hace pesada y desluce tapando toda la pasamanería de la chaqueta. No sé la forma en que se podría modificar, pero el tiempo hace ir viendo lo que, al principio, la emoción ciega. Y en general, en los desfiles, tendríamos que ponernos de acuerdo en el modo de salir en bloque para que se vea lo bonito que es nuestro traje.

Si previamente he manifestado que hay ciertas añoranzas, o mejor dicho, que tengo ciertas añoranzas: una es el vestido de niña estudiante de cordones blancos. Y hago esta apreciación porque actualmente existe el vestido de niña estudiante con la pasamanería que incorpora el traje oficial femenino. No sé por qué se perdió este vestido cuando nos hicimos mayores, si todavía tenemos 15 años. Es cómodo, ligero, fresco… y es un vestido. No hay que olvidar que no tenemos por qué “llevar los pantalones” en la comparsa, en el sentido más literal. Es más. Como ahora está de moda decir que estamos en crisis, en cuanto a telas, complementos y elaboración es sencillo y económico. Y es éste el reflejo más fiel del traje masculino, con los cordones blancos en el pecho.

Realmente no sé por qué echo tanto de menos este traje. Quizás porque lo pude llevar hasta los 12 años y a los 13 desfilé ya con el traje oficial femenino. El SÍ a la mujer me permitió disfrutar de la fiesta de forma continuada. Y por ello, me siento afortunada, ya que muchas mujeres que participaron en los inicios tuvieron que quedarse en la retaguardia.

Ya han pasado 15 años desde que cambié de traje. Y como en otras comparsas, que tienen la posibilidad de tener una chilaba o una túnica como complemento al traje oficial, les propongo a todas las socias recuperar este vestido; sobre todo para que no se pierda y para que nos identifiquemos con la historia de nuestra comparsa en los momentos en los que no es obligatorio el uso del oficial. Se puede buscar cada una el diseño que más le guste: recto, trapezoidal…

Dicen que el número 15 es la niña bonita porque a esa edad no hay ninguna fea. Así que, este año, estaremos todas radiantes (como lo hemos estado siempre).

Quizás sea una idea que llega en un verano caluroso y donde se van abriendo las puertas de nuestras Fiestas de Moros y Cristianos en honor a Nuestra Señora la Virgen de las Virtudes… ¡Felices Fiestas!

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