Cultura

La noche de Raúl Micó

El pasado fin de semana nos encontramos con varias propuestas culturales que me gustaría señalar: por un lado el VIII Concurso de Coreografía, cuyo poder de convocatoria sorprende un año tras otro hasta el punto de merecer por méritos una consideración más profunda dentro de nuestro folio en blanco de estrategias culturales y juveniles. Por otro lado el Centro Juvenil Don Bosco cerraba el ciclo de representaciones de su Mañana, todo es posible en ti sumando un nuevo éxito a su palmarés. Al otro lado, el Grupo Polichinela presentaba Sonrisas y lágrimas, un nuevo espectáculo en formato de café teatro. Todas actividades que pueden responder a la pregunta: ¿Villena (la gente de) está parada (muerta)? Imagino vuestra respuesta: No. O tal vez si desarrollamos la respuesta: no está parada, más bien es ignorada.
Pero debemos dejar este pensamiento a un lado, porque la ocasión lo mereció: el disco Flamenco en la piel que Raúl Micó, magníficamente arropado en lo musical, ofreció el viernes pasado en el Teatro Chapí. Un evento con tan brutal acogida de público que si del patio de butacas dependiera ya se encontraría entre los cuarenta de Los 40. Y es que si Raúl lo merece, también Villena ha estado a la altura: yo intentaba imaginar cómo se sentiría Raúl cuando viera su rostro en primer plano en la cartelería que se distribuyó por la ciudad. Y también Villena agotando las entradas del teatro, rompiéndose las manos aplaudiendo, creando esa tensión, expectación, en el interior del teatro. Una gran emoción que Raúl correspondió del modo más adecuado: con temple, con serenidad, tablas, profesionalidad, olé.

El concierto mantuvo desde el comienzo un tempo enérgico y dinámico, lo que mantenía una distancia con las conocidas canciones pop a las que versionaba. Un asunto siempre algo escabroso el de las versiones puesto que están sujetas a una doble lectura: la de la afinidad con la pieza original (ligada al gusto y el recuerdo) y la de la recepción de la nueva lectura. En todo caso, y particularmente, me parecieron muy acertadas las interpretaciones de Mujer contra mujer de Mecano o el Romance de Serrat, algo que como he dicho está íntimamente sujeto a la experiencia de cada cual. El caso es que Raúl no defraudó, como tampoco lo hicieron las guitarras, bajo, percusión ni el arte de Mª José López en los coros. El cantaor además, imagino que no se lo hubiéramos perdonado, finalizó el concierto echando mano del flamenco al que nos tiene acostumbrados, bulería, fandanguillos, que terminaron de conquistar una plaza que ya tenía ganada de antemano pero ante la que había que responder con una talla como la que mostró superando expectativas. Un abrazo muy fuerte, Raúl, y mis mejores deseos en el tortuoso camino que lleva a cumplir tus sueños.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba