Cultura

La nueva cultura

No es noticia, puesto que debería ser conocido por quienes habitamos a estos 505 metros sobre el mar, que el Pub Pompeya inició hace ya un mes su programación cultural. Este local, al igual que otros muchos llevan haciendo durante muchos años, ha optado por tomarse la cultura por su mano. Y si es habitual que locales como El Túnel, Colosseo Bar, la Tetería Yerbabuena o La Taifa ofrezcan sus espacios, sus paredes, para la exposición de la obra de artistas de mayor o menor renombre, otros como Dolce Vita y alguno de los nombrados, lo ofrecen para que grupos de música o teatro hagan su trabajo.
Parece que ante la falta de opciones en los espacios comunes –dícese de aquellos que pertenecen a la ciudad y a quienes la habitan– y del uso de sus infraestructuras, la acción pasa por el “hazlo tú mismo/a” o por la colaboración de locales privados. Y aunque no deja de ser razonable una crítica al interés económico (no tanto, si ustedes hacen cuentas) y propagandístico de la iniciativa privada, no es motivo para dejar de pensar en lo que estamos haciendo e impidiendo hacer a personas con iniciativa en nuestra ciudad. Es más que motivo de sarcasmo echar un vistazo a las políticas de cultura y juventud que se llevan manejando desde los ochenta –por poner fecha–, cuando en realidad el agradecimiento va más encaminado a quienes dan lo que tienen, que siempre es poco, en lugar de a quienes se proclaman interesados/as y responsables en la materia.

Quiero ver la nueva cultura que llega de mano del Partido Popular. Sin mala leche, en principio, pero con la misma mala leche, o más por acumulación, que hasta la fecha. Sin sacar a relucir los grupos de teatro, de música o de intereses culturales, que se han ido perdiendo en nuestra ciudad sin que a nadie con responsabilidad en la materia se le haya movido una ceja, siempre hablando del caso de que supieran de la existencia de tales movimientos. Quiero ver la nueva cultura y la nueva política de juventud que nos llega, si llega alguna, que será la primera. Porque aunque sabemos que es más fácil comprar una consola de última generación antes que jugar con nuestra descendencia, ni siquiera a ese punto se ha llegado en Villena. Más bien hablaríamos de regalar un día de fiesta que de entregar algo a quienes manifiestan inquietudes artísticas: un viaje, un concierto, una exposición… Quiero ver la nueva cultura y ahora le toca el turno al PP, si ellos tampoco consiguen salir de algo tan necesario como aquello que está más que consolidado, si tampoco consiguen crear un escenario donde la cultura se pueda desarrollar, tendremos que continuar mirando hacia otros lugares, allí donde sí lo han conseguido, para convencernos de que no es imposible.

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