Turismo

La nueva ruta modernista resalta el poderío que Villena tuvo como ciudad a principios del siglo XX

Parte de la Corporación Municipal, encabezada por el alcalde Javier Esquembre, recorría esta mañana algunos de los lugares más representativos de la huella que el modernismo dejó en Villena y que la Concejalía de Turismo ha incluido en la novedosa ruta que se ha puesto en marcha para diversificar la oferta turística de la localidad y atraer a más visitantes.
Como recordaba la edil de Turismo, Mercedes Menor, esta iniciativa parte de la Comisión de Patrimonio de Labradores que ya en 2016 organizó visitas guiadas a su sede social, uno de los ejemplos más destacables de edificación de estilo modernista que se conservan en Villena, con sus característicos suelos de cerámica Nolla. “Estamos convencidos de que esta nueva ruta, así como los diferentes eventos que en torno al modernismo estamos preparando, nos va a permitir diferenciarnos de otras ciudades, aportándole a Villena otro atractivo turístico”, afirmaba la concejala.

La primera parada de esta ruta era en el Salón de Sesiones del Palacio Consistorial, donde el técnico del Museo Arqueológico de Villena, Jesús Guardiola –que ha ejercido de guía de la comitiva– comentaba que en él se empezaron a ver las primeras pinceladas del modernismo, en 1884 resaltando las pinturas de sus techos, con rica ornamentación y el uso de la técnica del “trampantojo” para simular un elaborado artesonado.

“A finales del siglo XIX en Villena se dio la construcción de calles nuevas y amplias, así como la apertura de gran cantidad de comercios, hoteles, cafés, teatros y cinematógrafo o la instalación de la línea de teléfono urbano; esto fue el modernismo, pues supuso una revolución en mayúscula, pues pasó de ser una ciudad vieja, del antiguo régimen, a una ciudad moderna”, explicaba Guardiola.

La visita continuaba en el antiguo palacio de la familia Selva, hoy Museo del Festero y sede de la Junta Central de Fiestas, en cuyo exterior destacaba un elemento propio del modernismo en el Alto Vinalopó: el “lucernario”, creado para ventilar e iluminar el interior de los edificios; un elemento también presente, aunque más modesto, en la casa Palao –sede de la Oficina de Turismo y distintas concejalías–. Aunque lo más llamativo del inmueble son sus suelos, con varios mosaicos “Nolla” de los mejor conservados y más singulares, uno de los cuales es único en el mundo.

La ruta seguía después por la calle Ramón y Cajal, Puerta de Almansa, Joaquín María López y Corredera, a lo largo de las cuales se pueden ver fachadas de viviendas con destacada decoración de estilo modernista, pero también el interior de uno de los pocos comercios de la ciudad que aún hoy conservan mobiliario modernista, la Rosa de Oro, con sus hermosa ebanistería rica en elementos vegetales. "Y es que, aunque ahora tenga mero carácter testimonial, la industria del mueble de Villena fue muy importante a finales del siglo XIX y principios del XX", apuntaba Guardiola.

En la calle Corredera se visitaba además el edificio del Casino Villenense, sede del Círculo Agrícola Mercantil Villenense –que también ha querido colaborar en esta ruta–, donde destaca también su fachada; pasando después al Teatro Chapí, cuya fachada lateral muestran el modernismo historicista de vertiente neomudéjar. Y para terminar se ha visitado la a antigua Casa Rocher, donde se ubica Restaurante Miguel Ángel, que cuenta con una hermosa decoración modernista en su interior.

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