La oposición cree que Isidro Gosálbez debería dimitir como asesor de la alcaldesa

Tanto los ediles del Grupo Municipal Verde como los del Grupo Municipal Socialista manifestaban esta mañana su repulsa por la pelea que ayer se produjo entre el concejal de Obras, Juan Richart y el cargo de confianza Isidro Gosálbez. Al margen de la mala imagen que se ha dado de la política villenense, unos y otros consideran que este último –contratado por la alcaldesa como asesor de Ocio–, debería presentar su dimisión, por haber agredido a una autoridad.
El portavoz socialista, Carlos Beltrán, manifestaba que la alcaldesa no puede decir que es un asunto personal por haber ocurrido en la calle, cuando ha implicado a un concejal de su propio partido y uno de sus asesores de confianza, porque en lo privado afecta a un edil, pero en lo institucional afecta al consistorio. Según él, el intento de Celia Lledó de guardar silencio ante este hecho y no pronunciarse con unas medidas concretas demuestra que la primera edil “ampara la indignidad dentro del Ayuntamiento”.

Por su parte el concejal de Los Verdes, Javier Esquembre, declaraba que este hecho no puede circunscribirse a la esfera privada pues, según él, se enmarca en la grave crisis interna del Partido Popular y en la incapacidad del equipo de gobierno para mejorar la ciudad. El edil considera que el PP debería reflexionar respecto a este asunto. Asimismo Esquembre señalaba que, bajo su punto de vista, Isidro Gosálbez debería cesar como asesor de Ocio. Al margen de que la pelea acabe en un juicio de faltas, cree que el hecho de que en la Corporación Municipal un cargo de confianza agreda a un concejal “es suficientemente grave para poner en cuarentena la confianza en él”.

Para Esquembre esta es la prueba de que la crisis del PP se cerró en falso. “Pese a las promesas y negociaciones externas desde Valencia, el enfrentamiento ha seguido, prolongando la ingobernabilidad y culminando con esta agresión”, añadía. El edil cree que ni el PP se debe permitir esto ni la ciudadanía se lo debe consentir “porque hace mucho daño a la ciudad, independientemente de la falta de credibilidad que genera para el Ayuntamiento de cara al exterior”.