La parafernalia electoral
Siempre que hay elecciones de cualquier tipo, me gusta escribir un artículo que hable de toda la parafernalia de publicidad y marketing que montan los diferentes partidos y formaciones políticas para dar a conocer a sus candidatos y programas electorales. Y aunque ya he escrito alguno de estos textos, son totalmente diferentes en su contenido y sobre todo en el tiempo histórico en el que están plasmados. El de hoy, estimados lectores, va a ser también variado porque voy a tratar de darle un enfoque diferente.
Hemos entrado en la campaña electoral, que imagino que con lo de la crisis económica, será más austera, y el marketing electoral deberá ser más discreto en lo que se refiere a publicidad en vallas, televisión, periódicos, etcétera, ya que todos estos medios de divulgación de información interesada son muy caros. Y hay que pagarlos a posteriori. Y las entidades bancarias no creo que estén para financiar este tipo de acontecimientos, pues hay que inyectar dinero con los impuestos de todos los ciudadanos.
Está claro que la mayoría de los ciudadanos estamos pensando solo en dos partidos políticos (bipartidismo) y en sus candidatos para que puedan sacar al país adelante: el PSOE, con Alfredo Pérez Rubalcaba, y el PP, con Mariano Rajoy, ya que son los dos partidos mayoritarios y más votados en las últimas elecciones.
Los demás partidos políticos cogerán unas pequeñas porciones de la tarta del poder y este hecho es una verdadera barbaridad, ya que la composición del futuro Parlamento de la nación, cuanto más variada en diversidad de opiniones, ideologías y formas de ver nuestra convivencia, mejor será la legislación que se apruebe a todos los niveles y escalas de la problemática económica y social, que en estos momentos atenaza a la sociedad de nuestros días.
Ya hay programados debates televisivos entre los dos candidatos de los dos principales partidos políticos, PP y PSOE o PSOE y PP. Entre Rajoy y Rubalcaba o Rubalcaba y Rajoy, siendo ésta la rueda de molino con la que pretenden que comulguemos el máximo número de habitantes que componemos el reino.
Tenemos quince días por delante de comecocos político, en el trabajo, por la calle, en casa. Intentarán por todos los medios a su alcance agobiarnos con sus programas electorales y sus promesas de futuro para arrancarnos a toda costa el voto que a ellos les favorezca en las urnas.
Y es así como vamos a vivir durante estas próximas semanas. Esperanzados una vez más en la clase política. Pensando a quién debemos votar, para subirlo al poder y que luego sea honesto y trabaje de una vez por todas por el bien común de toda la ciudadanía. Para que saquen al país lo antes posible y por la puerta grande de esta maldita crisis económica que nos está arruinando a todos. Para que las personas desempleadas recobren su normalidad y estabilidad, con un trabajo digno que pueda sustentarlos. Para que se creen nuevas empresas que den trabajo a muchas personas. Para que recuperemos, de una vez por todas, la moral que hemos perdido o tenemos por los suelos. Y que renazca sobre todo la ilusión y el compromiso en cada persona, para hacer de España el país que era hace tan solo unos años.
Por eso, el candidato y partido político que resulte elegido para gobernarnos el próximo veinte de noviembre en los comicios generales, lo tiene claro. La ciudadanía va a ser muy exigente, ya que nos jugamos nuestro porvenir y futuro a medio y largo plazo, si no salimos lo antes posible de esta crisis económica en la que estamos fuertemente asentados.