Cartas al Director

La reforma de la discordia

En los próximos días todos los articulistas de opinión vamos a escribir de lo mismo, de la nueva reforma laboral que se va a aprobar en el Parlamento, apoyada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Esta va a ser una reforma estructural traumática, que no va a generar puestos de trabajo, sino todo lo contrario, pues al abaratar el despido va a provocar que muchas más personas vayan a la calle a engrosar las abultadas listas del paro.
El Ejecutivo de Mariano Rajoy no ha echado toda la carne en el asador para incentivar la creación de nuevos puestos de trabajo, ya que las subvenciones que propone para crear nuevos empleos para los jóvenes y parados de larga duración, que habitualmente son personas de más de cuarenta y cinco años, son insuficientes y no van a ser atractivas para los empresarios, ni mucho menos.

Sin embargo el abaratamiento de los despidos va a ser aprovechado por las grandes multinacionales para generar más paro y a la vez obtener más beneficios para sus empresas con la escusa de la competitividad.

Gracias a Dios, no todas las empresas son iguales. Hay pequeñas y medianas empresas, sobre todo las familiares (cerca del 85%) en todo el país, que están luchando día a día, para superar esta maldita crisis económica sin ayudas ni subvenciones de ningún tipo, con la única premisa de mantener a todos sus empleados en sus puestos de trabajo.

Cuando decían que iba a ser una reforma revolucionaria, yo no la veo. Como no sea en el aspecto de utilizarla para generar más despidos en bloque.

Nuestro país de momento no tiene arreglo, es un desastre, esto va para años. Ya nos ha anunciado el Presidente de Gobierno, Mariano Rajoy a bombo y platillo, que este año va a ser malo. Y que posiblemente se va a llegar a seis millones de parados. De seguir por este camino de ruina y miseria, no sabemos a ciencia cierta, lo que puede ocurrir en un futuro más o menos próximo. La sociedad está triste, ha perdido la moral y esta actitud es muy negativa, no beneficia a nadie, todo lo contrario.

Y no es por ser catastrofistas, es ser realista. Nuestra nación está sumergida en un agujero negro por culpa de la coyuntura actual y de la mala gestión de la clase política, que han hipotecado nuestro futuro y el de nuestros hijos para muchos años.

Las políticas económicas que quieren implantar lo único que provocan son más pobreza y miseria para la malograda ciudadanía. Con la desaparición casi por completo de la clase media acomodada. En la actualidad solo existen dos clases sociales muy definidas, los ricos y muy ricos y el resto de la sociedad, obreros, empleados públicos y privados, autónomos y pequeños empresarios.

Y esta es la cruda realidad del panorama social de nuestro país. Los sindicatos hablan de movilizaciones, de huelgas, del derecho al pataleo que no va a solucionar nada, pero bueno si hay que salir a la calle se sale, que lo estamos pasando muy mal. Este gobierno tiene una hoja de ruta que la va a seguir, pese a quien pese, como lo está demostrando, ya que estamos endeudados hasta las cejas y hay que pagar lo antes posible. Pero tienen que pensar que también tenemos que vivir.

Y como el futuro es negro, lo que es una realidad tangible es que los ciudadanos estamos viviendo un presente de incertidumbre y miseria social, que veremos como acaba.

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