Cultura

La XIV Feria del Campo

Esas nubes que desde siempre rondan la celebración de la Feria del Campo consiguieron romperse en la presente edición como se rompe un equipo de gobierno: cuando la presión llega al punto adecuado. Aún así, pese a la lluvia que trajeron, creo que ni ellas ni la mordiente crisis económica que padecemos fueron capaces de deslucir más que circunstancialmente una Feria totalmente consolidada en nuestra población. Y aunque para algunos y algunas de quienes presenciamos el Concurso de Habilidades Tractorísticas no fue del todo justa la resolución del jurado, nos queda agradecer que se pudiera realizar aún con una breve demora debida al estado en que el agua dejó la ubicación tradicional.
En cuanto al balance personal me temo que volveré a repetirme del mismo modo que la Feria vuelve a repetirse. Vuelvo a echar en falta cierta falta de visión a la hora de hacer atractivo el evento. No se trata únicamente de que las actividades escaseen, así ha sido siempre, y la solución para crecer no apunta a programar más actividades que hagan atractiva la Feria tanto para la ciudad como para la comarca. Se trata de que esas actividades sean parte del conjunto, como empresas que son quienes las desarrollan, al tiempo que forman parte del entretenimiento y atractivo de la Feria.

Sin tratar exactamente de proponer una vinculación entre los diferentes eventos que se desarrollan en Villena alrededor de estas fechas (aunque al amparo de la relación que se establece por ejemplo entre la Feria y –esta temporada¬¬– la Fedra del Chapí), podría nombrar tanto al Festival de Folclore como a la Feria de la Salud, además de la celebración de la fiesta de algún Barrio. Del mismo modo nos encontramos con otras propuestas más modestas o concretas como las de la inauguración de la exposición de dibujos de Miche en la Espuela, o la de Rafael Hernández en las tres plantas de una sala de exposiciones (de artes plásticas) del centro de Elche, con la inestimable colaboración musical de Roberto López, quien ha compuesto expresamente para la propuesta. O de la proyección del cortometraje realizado –con la envidiable colaboración de Manolo Soler– por Luis Pérez Ripoll. O de las actividades que tan positivamente ha realizado y valorado el Colectivo VilArt.

No quiero decir con estos apresurados ejemplos que la Feria del Campo esté desvinculada con el movimiento cultural de su ciudad. En todo caso, si ustedes lo quieren ver así, sería mejor entender que lo que digo es que Villena está desvinculada con el movimiento cultural de su ciudad. Y que en definitiva y desgraciadamente eso se traduce tanto en desmérito para villeneras y villeneros como para el rendimiento de las “grandes” actividades con las que nos mostramos al mundo.

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