Las monas de Saico llenan Las Cruces
No sé si los fuegos artificiales que se lanzaron al final de la inauguración del vial La Losilla-Las Cruces fueron para celebrar la gran afluencia de público a este paraje o por la inauguración en sí. Lo cierto es que en el día de ayer La Pedrera se llenó.
Como contrapunto a la poca asistencia de público a Bulilla y a El Grec, el paraje de Las Cruces tuvo un lleno espectacular. Poca gente joven vimos por el vial, demostrando una vez más que el atractivo de subir a las cercanías del castillo fue debido, en gran parte, al reparto de monas que la empresa Saico puso a disposición de todo aquel que se acercó por La Pedrera, para recoger tan suculento premio, por el esfuerzo realizado tras subir las rampas del vial recién inaugurado. 1.500 monas fueron repartidas en el aparcamiento destinado a los autobuses que en su día lleven a los visitantes al Castillo de La Atalaya, en presencia de autoridades y empleados de Saico, empresa responsable de la construcción de este vial.
Todo el acto estuvo amenizado por una batukada que en ciertos momentos, no sé por qué, me sonaba a música de película, es posible que me traicionase el subconsciente a causa de las películas de americanos e indios que hacen en Canal 9, pero esa era mi impresión. Al bajar para merendar pasamos por delante de lo que en su día se llamó La esbaraera el gallo, en su versión corta donde algún pequeño, y otros no tanto, se lanzaban ante la mirada de sus padres, que no se atrevían a tan peligroso menester. Seguro que gran parte de los que osen leer este artículo se preguntarán dónde se encuentra esta esbaraera pues que hagan sus indagaciones y la busquen.
En fin, un año más han pasado las Pascuas y la Semana Santa con más pena que gloria. Vacaciones amenazadas por la lluvia que no ha aparecido en nuestra ciudad con gran intensidad, pero que a los emigrantes temporales les ha fastidiado el descanso y han vuelto resignados al trabajo. El año que viene volveremos con las polémicas sobre la escasa participación de nazarenos en Semana Santa, con la poca afluencia de gente a los lugares de costumbre y, sobre todo, con las ganas de tener una semana de vacaciones.