Sociedad

Las alumnas de Doña Ángeles Ramírez se reúnen para homenajearla

Este viernes, 6 de marzo de 2009, después de la Misa que se celebrará en la capilla del Convento de las Hermanas Trinitarias –sito en la Calle Congregación–, las alumnas que durante 30 años disfrutaron de la enseñanza de la maestra Ángeles Ramírez se reunirán para rendirle un emotivo homenaje. Será a las 19:00 horas, en la cercana Cafetería Imperial.
Doña Ángeles, como popularmente era conocida en Villena, fue educadora de varias generaciones de mujeres villenenses desde que en 1931 llegara a la ciudad, donde desarrolló una labor intensa, dilatada y fructífera. En primer lugar estuvo al frente de las “Escuelas Nuevas” –que por cierto ella puso en marcha como directora–, una institución pionera en su género entre los centros escolares con que ha contado, y cuenta, Villena.

Posteriormente regentó varias escuelas unitarias de niñas hasta recalar en la situada en la castiza Plaza de Las Malvas, esquina con la calle Congregación, a la sombra de la Iglesia y Convento de las Hermanas Trinitarias, lugar que frecuentó con asiduidad y que llegó a ser su segunda casa. En este colegio permaneció no menos de 20 años, hasta que en 1960, prejubilado su esposo por enfermedad, se trasladó a Murcia por razones familiares. De esta forma facilitó el acceso de sus cinco hijos (cuatro niñas y un varón) a estudios superiores, objetivo que pasado el tiempo logró ver realizado cumplidamente.

Doña Ángeles no sólo fue una profesional ejemplar, dedicada en alma y vida a su trabajo, y por tanto merecedora del cariñoso recuerdo que este fin de semana le tributan sus alumnas, sino también una verdadera y auténtica cristiana, que con su vida de sacrificio y trabajo, y no pródiga en satisfacciones terrenales, dio en todo momento el más auténtico y profundo testimonio cristiano.

Aunque era de origen castellano-manchego, Doña Ángeles siempre se sintió de Villena, ciudad a la que llegó muy joven y que sirvió de marco para sus más determinantes vivencias personales y familiares, y en donde desarrolló gran parte de su vida profesional. Llevó siempre a Villena en su corazón y a sus hijos y alumnos supo trasmitir este cariño. La ciudad y sus gentes eran tema cotidiano en sus conversaciones ya fuera de Villena, y al enviudar llegó a plantearse la posibilidad de regresar a Villena para pasar sus últimos días cerca de la mayor de sus hijas, monja profesa del Monasterio de Trinitarias de Villena, a la que se sintió desde siempre muy unida. Un accidente sufrido en Alicante, del que nunca se recuperaría por completo, truncó ese y otros proyectos que tenía en mente. Doña Ángeles Ramírez vivirá siempre en nuestro recuerdo.

Uno de sus hijos, Juan Bautista Vilar Ramírez –Catedrático de la Universidad de Murcia–, tenía previsto asistir a este pequeño homenaje, pero al encontrarse convaleciente de una intervención quirúrgica le resulta imposible desplazarse a Villena. No obstante, a través de un escrito ha querido transmitir a las antiguas alumnas de su madre su afecto y agradecimiento por este sencillo gesto.

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