Las ángeles de la guarda
Tres enfermeras y una médico, vitales en un accidente de tráfico múltiple en el que coincidieron de casualidad
Las enfermeras Esther Cárceles e Isabel Villena regresaban el martes de su turno de noche en el Hospital de Almansa cuando se encontraron con un accidente de tráfico en la autovía, a la altura de Chinchilla.
Un camión había volcado y atravesaba la mediana mientras un grupo de conductores trataba de sacar al camionero. No lo pensaron: las enfermeras pararon el coche, cogieron unos guantes y corrieron por el asfalto.
Mientras ambas enfermeras atendían al herido, que no parecía grave, pero se encontraba en estado de shock, escucharon dos golpes. Se giraron y vieron cómo un camión bandeaba mientras embestía a un coche. Tienen grabada la imagen del conductor ensangrentado dentro de un turismo que parecía un acordeón. Pero, como si lo hubiesen ensayado mil veces, corrieron a socorrerlo.
El destino quiso que Mónica, una médico del Centro de Salud de Almansa, que también había parado al ver los accidentes, las apoyara con un maletín de material sanitario, junto con Carmen, una enfermera que venía de Yecla.
Las cuatro trabajaron para estabilizar a los heridos como si fueran una sola persona, un equipo que se conociera de toda la vida. No dudaron; no hubo nervios; sólo trabajo sin pensar en que nunca se habían enfrentado a una circunstancia así sin el material necesario.
Después de su intervención, llegaron los bomberos a excarcelar a los conductores heridos y finalmente llegó la ambulancia para el traslado a Albacete. Pero cuatro mujeres anónimas, que volvían de una larga jornada de trabajo, fueron las que estabilizaron a los heridos en el momento del siniestro.