Las Fiestas de La Encina culminaron con la cremá de la falla
La muerte del monumento fallero devorado por las llamas en la noche del domingo 2 de julio y la verbena posterior, pusieron el broche de oro a las Fiestas en honor a San Juan Bautista en el barrio de La Encina, en Villena. El calor, la música y la pólvora han marcado las alegres fiestas de los encinenses.
Pasaban unos minutos de las 12 de la noche y la gente abarrotaba la explanada en la que, tras el disparo de los últimos fuegos artificiales y mascletá de las fiestas, comenzaba a arder la vistosa falla R.I.P. 1978 - ¿2006?, que ha estado a punto de dejar de construirse (de ahí el nombre), pero se ha salvado gracias a la voluntad de algunos jóvenes del lugar. Se quemaban así las sarcásticas e hilarantes críticas plasmadas en el monumento, en el que un gran ataúd aparecía coronado por un vistoso pollo, no sabemos si relacionado con la gripe aviar. Este año no se han librado del puyazo ni la corrupción de Marbella (con "Cachuli-Babá"), ni la subida del precio de la gasolina, ni el estatut de Cataluña ni el mismismo George Bush. Y de nuevo los políticos locales se han visto reflejados en ácidas viñetas sobre temas como la pista deportiva inaugurada hace unos días o los robos acaecidos el pasado mes de junio.
A pesar de celebrarse en la medianoche del domingo, a la cremá asistieron más de 100 personas, entre las que se encontraban presentes varios miembros de la corporación municipal como el Concejal de Urbanismo, José Ayelo, el Concejal de Obras, Andrés Martínez o el de Medio Ambiente, Antonio Pastor. Tras la quema de la falla, los festeros y visitantes disfrutaron de la última verbena de las fiestas, que no del verano, con la que se dieron por finalizadas las fiestas en honor a San Juan Bautista. Terminaban así unas jornadas llenas de luz, color, música y pólvora, que habían dado comienzo el jueves 29 de junio. Ese día, tras la inauguración de una exposición de manualidades, se leyó el pregón que daba por inauguradas las Fiestas 2006 al son del volteo de las campanas y los cohetes; culminando la jornada con la inauguración de la barraca fallera Els nous 33 y con la plantá de la falla.
Durante el viernes 30, los protagonistas fueron los niños, para los cuales hubo feria infantil con colchonetas, castillos hinchables, etc. en la mañana y la tarde. También por la tarde se celebró una solemne misa, en honor al santo patrón, tras la cual se disparó la primera de las tracas del fin de semana. La Banda de Música de Villena ofreció un concierto a continuación y la fiesta continuó a medianoche con una verbena amenizada por una orquesta.
A las 8 de la mañana del sábado 1 de julio, las reinas mayor e infantil acompañadas por sus cortes de honor, la comisión de fiestas, etc., desfilaron en la tradicional Despertá haciendo levantarse a los vecinos con la música de la banda y los petardos que lanzaban ante las puertas de las casas. Posteriormente se disputó en el campo de tierra de La Encina, el tradicional partido de fútbol entre solteros y casados. Tras la misa celebrada a mediodía (con traca incluida) y el posterior aperitivo ofrecido a vecinos y visitantes, se disparó una monumental Mascletá en el paseo. Por la tarde tuvo lugar el desfile más vistoso y animado de las fiestas, la Cabalgata de Disfraces en la que, acompañados por las charangas de la Banda Los Rosales, oriundos y visitantes de todas las edades disfrutaron como niños. Por la noche, los encinenses salieron a las calles para disfrutar del colosal Castillo de Fuegos Artificiales, que durante una media hora llenaron el cielo de sonido y colorido. La fiesta se alargó casi hasta el alba con una nueva verbena.
Y llegó el domingo 2 de julio, que comenzó con otra Despertá a primera hora. A las 10 se celebró el Concurso de Gachamiga, con posterior degustación y entrega de premios a las 2 mejores. Seguidamente, los niños se lo pasaron bomba con variadas cucañas y juegos infantiles. A las 12:30 horas se celebró una misa en honor al patrón tras la cual se disparó una espectacular Mascletá. Por la tarde, sobre las siete, los festeros iniciaban la Ofrenda de Flores a San Juan Bautista entregando, tras el recorrido habitual, los ramos al patrón. Al finalizar, la imagen de San Juan Bautista partió de la iglesia en solemne procesión, portado en hombros por los festeros y acompañado por las autoridades municipales, vecinos y festeros. De vuelta a la iglesia, se disparó la tradicional traca de colores, en la puerta; tercera traca que se dedicaba al santo en la procesión tras la primera a su paso por la Barriada Norte y la segunda en la calle Juan Palao. Un año más, las Fiestas de La Encina han sorprendido a vecinos y visitantes, pues que nada tienen que envidiar a las Hogueras de Alicante o las Fallas de Valencia y en las que la hospitalidad y el carácter alegre y generoso de los encinenses, invitan a las gentes venidas de otras tierras a volver una y otra vez.