Las Fiestas de Moros y Cristianos 2008 comienzan tres días antes

Cuando solamente ha pasado una semana de aquel día 3 de septiembre, momento en que comenzaban “las entraícas”, parece que queda lejano en el tiempo, como si de un recuerdo imborrable se tratase, como si las sensaciones de aquellos momentos perteneciesen a un pasado muy alejado que ha dejado huella y que queremos que no se olvide con facilidad.
Casi todas las comparsas celebran la particular “cena villenera” antes de comenzar a realizar el desfile más informal de todas las fiestas en el día 3 de septiembre. Al día siguiente nos despertábamos en el tan esperado “Día 4 que fuera”, día en el que nos encontramos con amigos casi olvidados, amigos con los cuales no coincidimos durante todo el año, salvo en ocasiones esporádicas, amigos con los que inconscientemente comenzamos a preparar, sin ninguna obligación, los desfiles y actos de nuestras respectivas comparsas o los que vivimos, particularmente, los célebres “socarraícos” festeros una vez terminados los aperitivos o almuerzos. Llegado el mediodía, cada uno a su casa y a prepararse para la cena del día 4.

Como todos los años, los restaurantes y locales sociales se llenan al completo para realizar el primer acto social de las fiestas. Todos mezclados como si de una gran comparsa se tratase, todos dispuestos para las cuatro de la tarde del día grande de la ciudad, el día 5 de septiembre. Alguna de las comparsas de nuestra ciudad –como las de Bereberes y Moros Viejos– dejan para este día 4 su “entraíca”, y una vez finalizada la cena de hermandad (antes denominada “de Homenaje a la Mujer”), pasean por diversas calles aprovechando que ya se han cortado al tráfico y, llegada la medianoche, son frecuentadas por numeroso público que ha terminado de cenar y se dirige a las sedes sociales de sus comparsas para bailar o tomar unas copas en compañía de los amigos. Los fuegos artificiales, llegada la 1:00, nos anuncian que el traje está preparado y que el pregonero ya tiene listo el pregón.