Las malditas fotovoltaicas
He visto mucho cine. Pero nunca hubiese imaginado que en los centenares de películas que tenían como trama a los héroes de un pueblo defendiendo su paisaje y su entorno me iba a ver representado yo mismo
Villena no es solamente su casco urbano. Villena continúa siendo Villena hasta el último metro de su enorme término municipal, uno de los más grandes de la provincia. Un territorio que goza de una riqueza natural inmensa (algo se me tenía que pegar a fuerza de haber sido amigo de Antonio Pastor desde los 18 años) que ahora corre serio peligro de ser agredido por el negocio de las fotovoltaicas.
No veo que los proyectos que se anuncian como una panacea. Cada nuevo titular lo percibo como una agresión a nuestra tierra. Negocio, pero para ellos. Progreso, para las empresas que saquen rédito financiero.
Vivo decepcionado. A Villena le robaron toda el agua que tenía. La dejaron seca. ¿Quién nos garantiza que estas nuevas energías van a ser aprovechadas por nuestra población? También se las llevarán otros. En cuanto a los puestos de trabajo que crearán la construcción de las fotovoltaicas, la coartada es de risa. Cuando esté todo montado, a tocar palmas todos.
He visto mucho cine. Pero nunca hubiese imaginado que en los centenares de películas que tenían como trama a los héroes de un pueblo defendiendo su paisaje y su entorno me iba a ver representado yo mismo.
Nuestro extenso término municipal no ha servido más que para darnos disgustos. El Centro Penitenciario fue a parar allá donde Villena y la provincia pierden su nombre, muchísimo más cerca de Caudete. En ese tipo de parajes donde terminan los puntos rojos que nadie desea. La estación del AVE está tan lejos del casco urbano, pero dentro del término municipal, por su extensión. Y así podríamos seguir. Menos mal que instituciones como Primadomus han elegido nuestro entorno para ubicar proyectos más saludables.
Sobre las fotovoltaicas la Asociación Salvatierra publicó recientemente un artículo en este periódico en el que matiza con rigor por qué hay que oponerse a su construcción. A él me remito. Por las noticias publicadas hasta el momento, el Ayuntamiento cifra entre 30 y 40 millones los beneficios por la implantación de las plantas que se barajan hasta la fecha. El dinero, hoy por hoy, no tiene valor. Se evapora. Se congela. Los presupuestos, ya se sabe, se aplazan.
Siguiendo con mi argumento, nada banal, de que para la Villena de 2023 y siguientes es mucho más prioritaria la construcción de un Hospital que de plantas fotovoltaicas que arruinen nuestro paisaje para siempre, sostengo lo siguiente: si de verdad se recaudasen 40 millones por una tasa de una empresa de renovables, como Ayuntamiento las invertiría en la construcción de un Hospital (el edificio), y los millones restantes los dedicaría a su mantenimiento y a una campaña en prensa solicitando de la Administración la inmediata adecuación del mismo como centro hospitalario, y a informar al resto de la región y de España de lo que ocurre en Villena. Imprescindible la información. Con esas medidas de presión en no más de tres años se alcanzarían los objetivos.
Matizo, como en el artículo anterior, que no se trata de demagogia, sino de pura necesidad. Como dice mi amigo Juanfran Pérez Polo, mentor del más relevante blog de cine español en su lema: “no lo encontré; lo creé”. Ese es el camino.
No quieren combustibles fósiles por el perjuicio para la atmósfera. No quieren nucleares por los residuos y peligro de contaminación nuclear. No quieren fotovoltáicas por el daño al paisaje y no quieren eólicas por el daño al paisaje y a las aves, pero no dan ninguna alternativa energética para seguir funcionando.
El desconocimiento tan grande que tiene de la fotovoltaica, que la foto que ilustra el artículo es de una termosolar.
1. Señor Tejada. En primer término, unas nociones de Periodismo. A los columnistas de Opinión, en cualquier medio, hasta en ‘El País’, las ilustraciones corren a cargo del editor (salvo excepciones). No del firmante. Llevo 30 años firmando y podría contar muchas anécdotas. Pero como me llevo muy bien con el jefe de este periódico, no profundizaré más en esta cuestión.
2. En el artículo estoy defendiendo en todo momento a Villena, mi ciudad, por encima de cualquier otro interés. Creo que es lo que sobrevuela en cada línea. Por eso tacharme de ignorante en la materia es errar el tiro. No va el asunto por ahí. En absoluto va por ahí.