Hasta donde yo conozco

Las promesas políticas y el hospital de Zaplana

Estoy convencido de que las promesas han de hacerse para ser cumplidas. Prometer es dar a entender que se es capaz de acometer algo, de llevar a cabo una acción. Y de cumplir esos objetivos, sin ambigüedades. En política las promesas se miran con lupa, por el alto grado de incumplimiento de las precedentes. Siempre se ha dicho, y pensado, que los políticos son unos mentirosos viscerales, aunque yo creo que lo de mentir va en las personas y no en las siglas.
Recuerdo algunas promesas electorales que dieron magníficos resultados. La de la construcción del Pabellón Municipal de Deportes, donde el PSOE puso su más alto empeño en que la obra y su terminación fueran espectaculares. Y es verdad que lo fueron. Amplitud, luminosidad, instalaciones, etc. eran (y son) más que dignas. Yo no me opuse a su equipamiento, salvo en algunos escasos temas, como el marcador, pues no entendía (ni entiendo) que se instalase un marcador a cuatro caras, cuando dos de ellas iban a ser inútiles por falta de graderíos. Pero Juan Martínez Pardo, por aquel entonces concejal de Deportes, insistió e insistió aún a pesar de demostrarle que un marcador de una sola cara era ¡seis veces más barato! que el que él quería. Cuando vayan al Pabellón miren al techo, sabrán quién se salió con la suya.

Otra promesa con un rédito político innegable fue la rehabilitación del Teatro Chapí, donde también se consiguieron unas instalaciones que ya las quisieran para sí ciudades de mayor potencialidad que la nuestra. Se afinó en todos los aspectos, butacas, luces, caja escénica, camerinos, foso, instalaciones contra incendios… En fin, otro día con más detalle contaré como pudimos comenzar y acabar una obra tan emblemática y tan difícil para Villena. Porque no es esa la promesa que quiero señalar, y se me acaba el espacio.

La que quiero señalar es la del Hospital de Zaplana. Sé que habrá lectores que no se crean lo que voy a decir. Son libres de hacerlo, pero será su problema. La verdad es que Zaplana construyó lo que el Ayuntamiento, por consenso, le pidió: un Centro Sanitario Integrado. Y cumplió con creces lo que prometió.

Gobernaba ya el PP, y en el Ayuntamiento estábamos que si un hospital, que si un hospital comarcal, que si un “hospitalico”, cuando llegó una invitación de la Conselleria de Sanidad para ir a visitar el C.S.I. (sí, sí, lo mismo que tenemos en Villena) de Segorbe. Y allí nos fuimos Vicente Rodes, Pablo Castelo, Arcadio Reig, Antonio Hidalgo, Leonor Serrano, Martínez Ortega y yo. Y no estoy seguro si también venían Primitivo Gil y García Agredas. Lo que allí visitamos, que contaba hasta con helipuerto, nos dejo impresionados. Todos alabábamos las bondades de ese C.S.I., que hasta la fecha ninguno sabíamos lo que era. Y todos nos conjuramos que eso era lo que habíamos estado solicitando, y lo que Villena necesitaba, sabiendo que contamos con un importante hospital a menos de 15 minutos en coche.

Y eso fue lo que se le pidió a Zaplana. Entre la solicitud y el inicio de la obra pasaron algunos meses que alguien utilizó para sembrar, con el fruto que ya todos conocemos, la gran mentira sobre el Hospital de Zaplana. Y esa mentira fue la de hacer ver que Zaplana mintió o prometió algo que incumplió. Y no fue así. Zaplana cumplió. ¡Vaya si cumplió!

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