Estación de Cercanías

Leones y funambulistas

“¿Y dónde está la izquierda en plena crisis?: ¡Dando dinero a los bancos!”. No son palabras mías, pero Leo Bassi, al responder, me las copió íntegras. Si, así es y así está aconteciendo: el partido de los obreros, o por lo menos eso rezan en su nombre, está enfrentando la crisis inyectando tantos ceros de dinero público a las privadas empresas bancarias que casi me parece inmoral reseñarlo, sí, y también, para los que están mascullando, la respuesta a los ayuntamientos para que el sector de las construcción pueda recuperar a base de talonario el aliento, que en vista a las obras solicitadas por los ayuntamientos sólo le va a dar trabajo a ellos y por un escaso periodo de tiempo.
Pero bueno, eso está sucediendo en otra de las pistas que este circo de la crisis de consumo ha abierto en todos los pueblos españoles, espectáculo que dirige, como maestro de ceremonias, el presidente Zapatero, que mejor debería cambiar la nobleza del oficio de su apellido por el de banquero, porque en vista de las dos últimas lindezas que le he tenido que escuchar, poco o nada le queda de la vena obrera que algún día pudo tener.

El que se supone moderador de este espectáculo de la vida real, ha tenido a bien dejarnos en tan solo siete días dos lindezas que atacan directamente a la paciencia y la comprensión, que dan de pleno en la línea de flotación de cualquier pequeño empresario que, como yo, somos parte del circo: nosotros en la cuerda floja, pisando con cautela en esta delgada línea que separa el trabajo diario del descalabro y la pérdida de nuestro esfuerzo, nuestro dinero y nuestro futuro, y ellos, los bancos, como leones hambrientos a los que nada sacia su ansia, y que están ahí al acecho, debajo de nuestro alambre, a la espera de que caigamos para devorarnos, mientras ellos almacenan el alimento que desde la olla de todos les llega para no dejar de mostrar la altivez y prestancia del rey de la selva, su poder absoluto sobre todo.

Pues bien, don José Luis, sin que le temblase la voz, dijo muy elocuente y convencido que los que tenemos la obligación de empujar para sacar a flote esta situación somos los pequeños empresarios colaborando al mantenimiento de los puestos de trabajo. Pero como yo no pude ir a la tele, y también tengo una pregunta para usted, señor presidente, se la haré desde aquí: ¿Y quién nos ayuda a los pequeños empresarios?, ¿quién nos echa mano a nuestras posaderas y nos alza para que podamos sacar un poco de cabeza de esta situación en la que eso que llaman capitalismo nos ha sumido? No me diga que el gobierno que usted preside, porque sería de mala educación no poder contener la risa en su presencia, pues bastante tienen ustedes con alimentar a los leones y dar los mendrugos a los equilibristas. Porque le aclararé que cualquier pequeña empresa, como la mía, está famélica y al borde de la caída, con los bancos cerrados a cal y canto y sin que ni un solo euro de los aportados por el gobierno llegue a nosotros, que escuchamos en cualquier entidad eso de “tenemos que consultarlo con los de arriba” y sin que el trabajo, ni buscándolo ni bienvenido, llegue a nosotros, pero sí los pagos puntuales y sin excusas a esa Hacienda pública que no perdona, de los salarios, que son sagrados, y con morosos acechando peligrosamente. Y usted, para rematarnos, si los leones dejan algo, está pensando en alimentarles más si cabe. Y a mí lo único que se me ocurre es dejar de engordar a Hacienda para poder comer yo.

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