Libros, churros y brújulas
Abandonad toda esperanza, salmo 92º
Un año más, lo han conseguido. Los artífices de la Semana Negra de Gijón, con Paco Ignacio Taibo II a la cabeza, lo han vuelto a hacer: han aunado cultura y ocio, literatura y espectáculo, artes narrativas y gastronomía popular, en un batiburrillo de indudable atractivo y probada eficacia. Así lo destacó el propio Taibo en el acto de inauguración del evento: sus responsables no ven ningún pecado en sujetar un libro en una mano y un churro en la otra... porque no lo hay. El único pecado es el de los falsos lectores y el de los comedores de churros clandestinos: afirmar que se lee cuando no se hace, negar que se come churros cuando uno se harta de ellos en la intimidad.
Que a muchos de los que pasan por el recinto de la Semana Negra de Gijón, situado alrededor de El Molinón y el parque Isabel la Católica, les importa un carajo el género negro y cualquier otro es algo innegable. Pero que algunos de estos visitantes acabarán acercándose, movidos por la curiosidad o por el simple azar, a la carpa donde se presentan las novedades más variadas de la literatura del entretenimiento, y por extensión terminarán leyendo alguno de esos libros, también es indiscutible. Ahí radica la razón de ser de la Semana Negra.
Muchos fueron los libros que allí se presentaron, empezando por el último del prolífico Mariano Sánchez Soler, un habitual del género y de la Semana. La brújula de Ceilán es una novela cargada de autobiografía, que a partir de las vivencias de un grupo de amigos reflexiona magistralmente sobre conceptos como el honor, la amistad, los ideales políticos y la traición, todo ello ambientado en la España de los últimos años del franquismo. En ocasiones la ficción es tanto o más reveladora que el documento, y esta es una de ellas.
Finalmente me gustaría destacar otra brújula, la del sevillano Juan Ramón Biedma: El imán y la brújula relata una trama absorbente ambientada en la España de 1926, alrededor de una sociedad seguidora del Club del Fuego Infernal y los tratados del Marqués de Sade, lo que llevó a sus miembros a filmar un precedente de las hoy tan tristemente populares snuff movies. Si el argumento promete, el estilo literario de Biedma es uno de los puntos fuertes del libro: el autor de El manuscrito de Dios escribe como quiere, créanme.
Hubo muchas más novelas, claro está, y sabrán de ellas en futuras entregas de esta columna. También cómics: otro tanto de lo mismo. Pero de momento ahí van esas dos recomendaciones para las calurosas tardes del estío. Acompáñenlas de un churro, o mejor de un helado, y dejen que el hielo derretido manche sus páginas, siempre y cuando no cubran la letra impresa y la hagan ininteligible.
La XX Semana Negra de Gijón se celebró entre el 6 y el 15 de julio. La brújula de Ceilán y El imán y la brújula están editados por Almuzara y Ediciones B respectivamente.