Llegó el verano (y tras él vendrá el otoño)
Si hoy es viernes todavía están a tiempo de acercarse al Paseo. Allí el Teatro Chapí y el Club de Jazz de las Mil Pesetas ultiman la temporada con la actuación del grupo No Reply. Ya sé que es sólo una actuación dentro del marco veraniego. Pero es mejor acercarse a disfrutarla que lamentarse por aquellos veranos en que paseábamos de barrio en barrio siguiendo las actuaciones al aire libre del Club de Jazz o de las fiestas de los Barrios. De momento, salvo sorpresas, es lo que tenemos para llevarnos a la boca.
Porque, en el momento de teclear esta columna, todavía no tengo noticias claras sobre la programación que la Sede Universitaria ha seleccionado para amenizar nuestra Universidad de Verano. Me extraña, porque desde que el círculo de actividades culturales se redujo al catálogo de producciones de la Universidad de Alicante, las opciones no dejan mucho margen. Con todo, esa reducción de la oferta de la UA no creo que sea comparable a la reducción de recursos y presupuesto que han sufrido nuestros barrios. Quiero decir, que la merma del programa cultural que ofrecen nuestros barrios al celebrar sus festividades, se debe más bien a un recorte en el aspecto creativo y en el aspecto profesional de nuestra Concejalía de Cultura que al recorte presupuestario del Ayuntamiento. Porque una cosa es hablar del criterio e intereses de la Universidad de Alicante respecto a nuestra ciudad, y otra es hablar de la visión que nuestra Villena tiene de sí misma y de su futuro. Porque si reconocemos que vendimos nuestra Universidad de Verano, y por tanto poco o nada podemos decir al respecto de sus propuestas; en el caso de nuestros barrios tendremos que decir que como ciudad nos hemos abandonado en cuanto al desarrollo de un plan de estrategia sociocultural. Que, como ciudad, estamos dejando perder el trabajo, la estructura, que durante más de un decenio habíamos conseguido levantar.
Lo peor, como con esta maldita crisis, está por llegar. Llegará el otoño. Y si al menos en el Teatro Chapí contamos con personal que trabaja para mantener una línea cultural pese a inconvenientes como el presupuestario, de nuestra Casa de Cultura tengo que decir que comenzará una caída libre que no ha sido retrasada por la opinión de estos Días Felices, y mucho menos por la lucha de las asociaciones culturales de la ciudad (quienes parecen ausentes o indiferentes), sino por el convencimiento de que una muerte lenta pasa más desapercibida, no hace callo. La ausencia de dirección, de directrices culturales por tanto, ha sido el cáncer, y el traslado del Conservatorio, si llega a realizarse, será la puntilla al proyecto Kakv. Las pérdidas, tiempo al tiempo, llegarán con la misma nostalgia con que llegan a nuestros corazones aquellas calurosas noches de verano que pasamos escuchando Jazz al aire libre. Y si este verano lo sentís como más triste, os aseguro que más triste será el próximo otoño.