Lo llaman democracia y no lo es
Comenzó como una exclamación de un reducido grupo de punks, que coreaban al unísono el estribillo que Evaristo, vocalista de La Polla Records, entonaba antes de cantar uno de los himnos del grupo, titulado Ellos dicen mierda, nosotros amén
Hoy, casi 30 años después, el grito de aquella minoría se ha convertido en una de las proclamas más coreadas en las calles de nuestro país desde el pasado 15 de mayo, fecha fundacional de un movimiento ciudadano que venía gestándose tiempo atrás y que alcanzó la mayoría de edad el 15 de octubre, cuando España demostró que además de parados, chupa-chups y fregonas también sabe exportar la indignación, el orgullo y el valor de un pueblo que hoy, como otras veces a lo largo de su historia, ha dicho basta, harto de que los que mandan nos digan mierda mientras el rebaño responde con un sonoro amén.
De este modo, de los antisistema de los conciertos de La Polla hemos pasado a esa genial proclama que sintetiza a la perfección tanto hartazgo y tanta pesadumbre. No somos antisistema; el sistema es antinosotros, coreada por una multitud de hombres y mujeres que solo quieren vivir y dejar vivir, trabajar para poder pagar un hogar y desarrollarse como personas en un entorno cada vez más hostil. Así, si la encarnación legal del sistema es nuestra Constitución, habrá que cambiarla o destituir y encarcelar a quien la incumple reiteradamente, pues es bien clara al respecto: Todos los españoles tienen derecho a un trabajo y a una vivienda digna. Mentira.
También llaman democracia al teatrillo político heredado de la Transición, cuando, estando el proceso atado y bien atado, cambió todo para que nada cambiara y el poder siguiera en manos de los mismos, que se alternan en la poltrona al ritmo del turno de partidos de la Restauración de 1876. Cánovas y Sagasta. PP y PSOE. Los mismos perros con distintos collares. Rubalcaba y Rajoy llamando debate a una estafa en la que se niega la voz al resto de opciones y que de intercambio de ideas tiene muy poco, pues se trata de dos mítines simultáneos, con temas cerrados y controladores de tiempo. ¿Ésta es su democracia? Pues toda para ellos. Yo no la quiero.
Lo llaman democracia y no lo es, y además no se esfuerzan en ocultarlo. Los famosos mercados exigen más y más sacrificios a los ciudadanos griegos, y su presidente anuncia que, antes de seguir aceptando el trágala, va a consultarles en referéndum. Reacción inmediata: se desploman las bolsas europeas, dándose el batacazo del año. Conclusión: los mercados, es decir, los dueños del dinero, tienen miedo a que el pueblo hable. ¿La democracia era esto? Pues metérosla por donde os quepa.
El próximo 20N estamos llamados a votar y yo ya he decidido qué haré. Lo que dice el uno no me lo creo; lo que dice el otro no me interesa; lo que dicen los demás no servirá de nada por culpa de una Ley Electoral injusta.
Esta mierda no es democracia. Que no cuenten conmigo para esta farsa.