Economía

Lo que no te cuentan sobre los créditos rápidos: la otra cara de la moneda financiera

La tendencia de los préstamos está en un continuo aumento. España ha conseguido registrar en los últimos años un aumento de las solicitudes de créditos al consumo que duplica a las de nuestros vecinos europeos. Cada vez más personas los piden para afrontar pequeños gastos que requieren de una liquidez no disponible al momento, lo que refuerza su postura como un producto financiero seguro, eficaz y cómodo.

De hecho, la comodidad es uno de los factores que más ha disparado sus solicitudes. Con el boom de lo online y el mayor acceso de los hogares a internet, entidades bancarias y financieras han visto en este nuevo entorno una oportunidad perfecta para crear nuevos productos financieros, dando lugar a los más que conocidos créditos online. Estos, que se caracterizan precisamente por poder solicitarse a través de internet, han dado lugar a todo un ecosistema de productos que van desde los préstamos con ASNEF hasta los créditos rápidos.

Y son estos últimos los más dignos de estudio, porque son más peligrosos de lo que parece a simple vista. En nuestro país, su crecimiento ha sido desmesurado, como también la cantidad de personas que, sin saberlo, han estado pagando unos intereses leoninos. Un claro reflejo de esto se puede vislumbrar en el sector del juego, otro que ha crecido casi al mismo ritmo. Jugadores compulsivos acuden a financieras en busca de créditos rápidos, ignorando lo que realmente pagan al pedir uno.

Porque, tras esa capa de facilidades y de rapidez, se esconde todo un negocio que si, ofrece el dinero que se pide al cliente, pero que también se esfuerza al máximo por engrosar los beneficios a obtener con cada préstamo concedido. No son un mal producto, pero sí uno en el que conviene prestar especial atención a la letra pequeña y a cada cláusula del contrato de concesión.

Pero, ¿cuáles son los problemas de los préstamos rápidos?

Para poder ofrecer una mejor perspectiva de esta realidad, tan solo hay que meter un pie en Internet y comenzar a ojear lo que ofrecen las financieras. En nuestro caso, hemos acudido al comparador Finbino y nos hemos centrado en el apartado de préstamos urgentes para ver los datos que se manejan. Unos que, de entrada, comienzan a mostrar el núcleo del problema, que ya hemos adelantado previamente: los intereses.

Muchas financieras establecen unas cuotas porcentuales que rondan el 10 o incluso el 20%. Son cifras que, ya de por sí, se antojan bastante altas para lo que debería exigir un crédito de cualquier tipo. Pero son solo la punta del iceberg de lo que se puede encontrar, y es que hay otras entidades que llegan a poner sobre la mesa intereses de más del 100%. Un pequeño ejercicio matemático puede servir para ilustrarlo mejor: pedir un préstamo de 300 euros con intereses de, digamos, el 110%, implicaría pagar un total de 630 euros por el dinero obtenido.

Por supuesto, no es un problema que se extienda a todas las compañías del sector, de hecho, las hay que ofrecen a los consumidores promociones con intereses al 0%, pero con importes que suelen estar limitados a los 300 euros, salvo contadas excepciones que rozan la barrera de los 1.000. Existen esas opciones, pero lo que predomina en el sector es lo que eleva los porcentajes de forma exagerada.

Comodidades, la cara que se muestra al público

Precisamente la mayor bondad de los préstamos rápidos o urgentes es la que las entidades se empeñan en señalar a la hora de captar público. La posibilidad de pedir el dinero sin tener que moverte de casa, utilizando tu teléfono móvil si lo prefieres, es el primer aliciente que ponen sobre la mesa; aunque no el único. También se señala por activa y por pasiva el hecho de que estos préstamos se pueden solicitar y obtener en segundos, que no hace falta presentar documentación alguna y que, incluso los que están en ASNEF, pueden tener acceso a ellos.

Son muchas bondades que atraen miradas, lógicamente; pero que en muchas ocasiones no hacen más que enmascarar la intención de sumar unos intereses elevadísimos, capaces de llegar a endeudar sobremanera a los solicitantes. De nuevo, cabe insistir en que no todas las entidades siguen este patrón y que muchas verdaderamente profesionales ofrecen un servicio con unos intereses bien ajustados, pero la realidad en gran parte del país es cada vez hay más problemas por recurrir a estos productos financieros sin conocer los problemas que pueden causar.

Por eso, el ahorro y, sobre todo, la atención y análisis de lo que ofrecen las financieras, son aspectos fundamentales para cualquier persona que se plantee la solicitud de un préstamo rápido. En época navideña, además, que es cuando este tipo de productos más prolifera, no está de más recordar que pueden ser una buena solución, siempre y cuando se tenga cuidado con las dos caras de estos productos.

Fuentes: La Vanguardia | ElDiario | Finbino

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