Lo que nos estamos perdiendo
De pertenecer a Albacete, Villena sería, después de la capital, la ciudad más poblada de la provincia…
Mucho antes de la pandemia, seguía a Alfonso de la Cruz en los que él denominaba ‘maratones pasionales’ durante la Semana Santa de la Región de Murcia. A lo largo de diez días en su televisión autonómica se encargaba de narrar las retransmisiones con una belleza y un mimo excepcionales.
En ese maratón cabían del orden de doce a quince retransmisiones que abarcaban no sólo Murcia, Cartagena y Lorca, sino también Yecla, Jumilla, Cehegín, Mula o Alhama. Un buen día publiqué en ‘La Opinión de Murcia’ un suelto sobre la labor de Alfonso como comentarista y esa misma tarde se hizo con mi número y llamó.
No teníamos referencia el uno del otro. Pero, como esperaba, enseguida congeniamos. Caravaqueño de nacimiento, me conminó a compartir unas magdalenas mojadas en un buen vaso de leche en la plaza de la Catedral de Murcia. Y salió a relucir Villena.
Y cómo serían las procesiones de Villena narradas por Alfonso de la Cruz. Con su verbo, con su prosa, y con todo el dispositivo técnico y humano de su televisión. No pretendo polemizar, pero en absoluto es un tema baladí. Cuánto nos estamos perdiendo cada año, nada más en lo que se refiere a retransmisiones televisivas. Porque cuánto refuerzo de autoestima dan a una ciudad. Hacen pueblo. Fortalecen la identidad. Proyectan su imagen.
Estos años que no se celebran procesiones en las calles, el canal de Alfonso de la Cruz, que acaricia con palabras lo que ve, se dedica a ofrecer maratones con las procesiones de otros años. De este modo, quienes participan en ellas y en su momento no las pudieron gozar en directo, las siguen con detalle de un modo que nunca imaginaron.
Me acuerdo mucho de nuestra Hermandad del Amor y la Esperanza del Domingo de Ramos. En cómo luciría en una señora retransmisión de la autonómica, narrada por Alfonso de la Cruz, en villenero y con alma villenera, algo que jamás de los jamases va a ocurrir en nuestra tele de referencia. La de Alfonso incluiría a Villena en esa ruta noble: nuestra Procesión del Silencio, la del Santo Entierro, otras más peculiares y menos conocidas.
Lo que nos estamos perdiendo…
P.D. Me cuentan que en Villena se ve mucho la televisión autonómica de Castilla-La Mancha. De pertenecer a Albacete, Villena sería, después de la capital, la ciudad más poblada de la provincia. Por lo que su televisión autonómica la atendería proporcionalmente. Pasando de no existir en las pantallas, a convertirse en un punto de referencia inexcusable.
¿Cómo habría sido la cobertura de la emisión de las fiestas patronales de septiembre de estar ubicados en esta demarcación? De eso hablaremos otro día.
Un tema de debate interesante, más allá de las cuestiones de cobertura de televisión, es analizar si es posible, o deseable, pertenecer a otra provincia (Albacete o Murcia) o a otra comunidad autónoma (CLM o CARM).
Aparte de las cuestiones históricas, al haber pertenecido a esos territorios en el pasado antes de 1836, o de las cuestiones sentimentales, están también las cuestiones económicas, para plantearse si en la práctica, esto aportaría una mejora en la calidad de vida de los villenenses.
Jurídicamente segregarse de una provincia a otra dentro de la misma comunidad autónoma es muy complicado, aunque está el ejemplo de Gátova que pasó de Castellón a Valencia. Si la segregación es fuera de la comunidad autónoma ya es casi imposible sobre todo por razones políticas.
Puede haber otras fórmulas. La Ley de Bases del Régimen Local dice que podrán integrarse en la misma mancomunidad municipios pertenecientes a distintas comunidades autónomas, siempre que lo permitan las normativas de las comunidades autónomas afectadas.
Por sus vínculos, se puede debatir formar una comarca o una mancomunidad entre Yecla, Almansa, Caudete y Villena, que suman alrededor de 110.000 habitantes en 30 km a la redonda, teniendo acceso a dos hospitales, generando servicios, centros comerciales o infraestructuras para usos comunes.
El procedimiento no es fácil, depende de la voluntad política, de la financiación, de estudios que analicen si esto mejora nuestra calidad de vida o si por el contrario todo seguiría igual, con el agravante de seguir incrementando el gasto.
Soy reacio a los comentarios anónimos, como bien sabe Carlos Prats, mi muy apreciado director de esta publicación. Pero cuando se trata de aportaciones tan documentadas y respetuosas como las que alumbra el enigmático N., bienvenidas sean.
Gracias por sus palabras. Por razones personales prefiero no identificarme, aunque esto pueda resultar enigmático.
Me parece interesante lo que usted sostiene, sobre las retrasmisiones televisivas que menciona y una potencial mayor visibilidad de Villena, en el supuesto de ubicarse en otra demarcación. Me ha dado qué pensar.
Leyendo artículos, noticias y comentarios en este mismo diario, creo que la reflexión de lo que supondría estar en otra demarcación es extensible a, por ejemplo, el plurilingüismo, subvenciones autonómicas o provinciales, inversiones, el hospital que nos da servicio, desplazarse a realizar gestiones en la oficina de la Agencia Tributaria, o de la Policía Nacional, las opciones de ocio, las compras en grandes superficies y tantas otras cosas.
Se esté a favor o en contra. Desde el respeto, el sosiego, en estos momentos que todo está tan politizado generando mucho ruido (y pocas nueces).