Fiestas

Los aplausos y las lágrimas se sobreponen a la falta de música en la exaltación de Paz Sirera, Regidora infantil

Lo que el día anterior, durante la exaltación de la Regidora mayor, fueron felicitaciones y alabanzas por la magnífica puesta en escena del acto, cambió completamente. Las lanzas se volvieron cañas y asistimos a la más desastrosa exaltación de una regidora que se ha podido ver.
Todo trascurría perfectamente durante la llegada de las madrinas al Teatro Chapí, todo menos la música, porque la llegada de las madrinas era en el más completo de los silencios. La música brilló por su ausencia y solamente los vítores a las niñas de familiares y amigos sonaban en el Paseo de Chapí. A continuación, las fotos de rigor en el hall antes de comenzar la presentación se realizaron con la más absoluta normalidad, y no hacían presagiar lo que pasaría poco después. Unas imágenes del Boletín “Día 4 que fuera” aparecieron en la pantalla sin saber por qué, y volvieron a aparecer una y otra vez.

Bajo un sepulcral silencio entre los espectadores que volvieron a llenar el teatro, aparecieron la concejala de Fiestas, Isabel Micó, y el presidente de la Junta Central de Fiestas, Antonio Navajas, que sin saber qué hacer esperaron a que una joven voz hiciese subir al escenario a los premiados durante las pasadas Fiestas, mientras las imágenes del Boletín “Día 4 que fuera” continuaban apareciendo. La profesionalidad, simpatía y desparpajo de los dos niños que actuaban como presentadores hicieron que todo este descontrol no continuase amargando la tarde a los presentes y con muchas tablas arrancaron los aplausos del público, que no sabía que estaba pasando.

Llegó la despedida de la regidora infantil 2013, Marta Domene, que volvió a dar color al acto, antes de que las madrinas infantiles llenasen el escenario para recibir a la Regidora Infantil 2014, Paz Sirera, con la cual pudo la emoción del momento al escuchar la voz de su madre presentándola en el teatro.

El discurso de la nueva regidora, Paz Sirera, plagado de emoción, y un público volcado en brindarle a la niña y al resto de madrinas sus mejores aplausos, permitieron finalmente al acto sobreponerse a una flojísima organización que para nada hace justicia a los merecimientos de los auténticos protagonistas de la tarde.

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