Los fuegos artificiales del día 7 de septiembre no se dispararán desde el Castillo de La Atalaya
Desde la concejalía de Fiestas del M.I. Ayuntamiento de Villena se está estudiando la posibilidad de que este año no se tire desde el castillo de la Atalaya el tradicional castillo de fuegos artificiales que, con motivo de las Fiestas de Moros y Cristianos, se dispara el día 7 de septiembre.
Desde hace años, los fuegos artificiales que se lanzan desde el castillo de La Atalaya no han cumplido todos los requisitos que ha ido marcando, paulatinamente, la ley. Siempre ha firmado, bajo su responsabilidad, el concejal delegado de Fiestas y gracias a Dios nunca ha habido ningún percance de importancia. Por la cercanía de viviendas, e incluso la pinada que rodea al castillo, nunca se han respetado los límites marcados en las normas establecidas para este tipo de actos.
Por esto hace unos años se pensó que el patio del colegio Príncipe Don Juan Manuel sería el lugar idóneo para que fuesen disparados los fuegos artificiales, quedando, una vez pasadas las fiestas, una vez más en el olvido esta propuesta.
Actualmente el gobierno municipal se plantea, en espera de ver qué sucede en las Hogueras de Alicante, trasladar al recinto del colegio público Ruperto Chapí estos fuegos artificiales, pues el patio estaría cerrado y los niños están de vacaciones en esas fechas de septiembre. El receso pedido por Valencia y Alicante para aplicar la nueva normativa, a consecuencia de Fallas y Hogueras, vence este mes de julio y en esta nueva redacción la ley marca la distancia en que deben estar las viviendas, según el calibre de los cartuchos que se lancen pues no deben de superar el calibre 50. Circunstancia que se volverá a dar, una vez más, en nuestra localidad por la cercanía de las casas habitadas que rodean la fortaleza.
Otro de los puntos de inflexión, que marcará este cambio de ubicación de los fuegos, es el actual estado en que se encuentra el castillo de La Atalaya, pues las obras de restauración que se están realizando también serían un obstáculo para permitir disparar los fuegos desde allí, como en años anteriores, mucho más cuando numerosos técnicos han aconsejado el cambio de ubicación por el deterioro que puedan sufrir las piedras y argamasa que configuran la estructura del castillo, provocados por los elementos que componen estos cartuchos.
